La grave crisis que se gestó a partir de la denuncia de Nisman contra Cristina y el gobierno y que pegó un salto de magnitud con la muerte del fiscal, sigue desarrollándose con fuerza. Cada día que pasa, nuevos hechos la alimentan, agravando la precaria situación de un gobierno que ya venía muy desgastado por el fracaso del modelo y el ajuste que aplica. Ahora se apresura en descargar iniciativas para “cerrar” el caso que terminan siendo como nafta sobre el fuego.
Las bravuconadas de Capitanich y su show circense rompiendo diarios, son una expresión del mal momento del kirchnerismo. Primero negó la existencia de borradores de Nisman pidiendo la detención de la presidente y el canciller, y luego fue desmentido por la fiscal del caso, Viviana Fein, ya que los documentos estaban en la causa. Todo un papelón de fin de ciclo. A su vez también la crisis se está llevando puesta a la propia fiscal que debió suspender sus “vacaciones” en medio de versiones de una posible renuncia.
En pocos días se ha diluido la medida del gobierno para intentar retomar la iniciativa política con el anuncio de la disolución de la SI (ex SIDE), la creación de la nueva Agencia Federal de Inteligencia y el pase de las escuchas al control de la procuradora K Gils Carbó. Rápidamente quedó claro que era puro maquillaje: pasaban todos los agentes a la nueva agencia, se mantenían y aumentaban sus fondos reservados y el control de las escuchas quedaba en alguien de confianza de Cristina.
La oposición de derecha, también pretende canalizar la crisis con las mismas instituciones que mantuvieron la impunidad. Pese a tal o cual declaración con fines electorales, como la reciente negativa a integrar las comisiones que van a discutir el proyecto de nueva AFI, la mayoría de la oposición parlamentaria no tiene intenciones de poner en juego la “gobernabilidad”. Pacto de gobernabilidad no escrito al cual colaboran eficientemente la mayoría de los caciques sindicales que en medio de tantas dificultades económicas para la mayoría del pueblo hablan de luchas “para las calendas griegas”.
Es que la crisis desatada por la muerte de Nisman ha puesto en vilo a todo el régimen político. La justicia, el parlamento y los gobiernos de Menem, De la Rúa, Duhalde y luego de los kirchneristas de los últimos 12 años, han sido cómplices del encubrimiento y la impunidad en el atentado a la AMIA. Y cuando la muerte de Nisman y el salto en la crisis puso en cuestión uno de los pilares del Estado capitalista como es la SIDE y los servicios de inteligencia, ninguno estuvo a favor de su efectiva disolución.
Y como va a estar a favor Macri, si él mismo está procesado por escuchas ilegales y lo tuvo al Fino “Palacios”, uno de los procesados por la causa AMIA como jefe de la Metropolitana. O Massa que fue jefe de gabinete K y que tendría muy buena relación con Stiusso. O los radicales, que cuando fueron gobierno los usaron para las famosas coimas de la BANELCO. Todos necesitaron y necesitarán de los servicios, por eso la disolución de Cristina, es un mero reciclado, mientras conserva a Milani y el aparato de espionaje del Ejército, o el proyecto X de la Gendarmería, etc.
Los utilizan para sus negocios y maniobras políticas, para sus carpetazos, pero fundamentalmente para enfrentar las luchas de los trabajadores y el pueblo que cuestionan sus gobiernos. Y en esto nada cambió desde la dictadura, muchos de cuyos espías siguen en las filas del aparato de espionaje.
Los necesitan porque en el fondo de la crisis política se está desarrollando una crisis estructural del modelo, muy profunda. Mientras la inflación sigue derritiendo los salarios de los trabajadores y sectores populares, como lo demuestra el miserable aumento para los jubilados, la recesión sigue liquidando puestos de trabajo, como lo indica la baja anual de un 39% en los patentamientos de autos. Por eso el viaje de Cristina a China para firmar contratos de condiciones tan leoninas para el país que hay que remitirse al pacto Roca- Runciman para poder compararlos.
La mayoría de los argentinos ve con una mezcla de estupor e incredulidad el desarrollo de la crisis. La gran mayoría anhela que se conozca la verdad y al mismo tiempo desconfía que con este gobierno, justicia y oposición de derecha pueda quedar algo claro. Como ocurre con los 20 años de impunidad en la causa AMIA.
Por eso es muy importante la declaración suscrita por nuestro MST- Nueva Izquierda junto a la CTA y numerosas organizaciones políticas y de derechos humanos, exigiendo la disolución efectiva de todos los servicios, la apertura de los archivos secretos y la formación de una Comisión Investigadora Independiente para investigar la masacre de la AMIA. Lamentablemente el PO – FIT no sólo no ha sumado a esta iniciativa, sino que se ha jugado a ser la pata más “prolija” del régimen político exigiendo la interpelación parlamentaria de Randazzo y Capitanich como política central. Frente a la profunda crisis, el FIT no ha sido alternativa.
Desde nuestro partido hemos salido desde un comienzo a exigir la disolución efectiva de la ex SIDE. Nuestros afiches llenaron la Ciudad de Buenos Aires antes de que demagógicamente la presidenta utilizara esta consigna para maniobrarla y traicionarla. Pero pese a la maniobra, el hecho de que millones hoy estén cuestionándose cómo terminar con los servicios es un gran avance en la lucha contra la impunidad y la persecución a los trabajadores y los movimientos populares. Por ello es cada vez más necesario la más amplia unidad para terminar con la impunidad y avanzar en la pelea para liquidar todos los servicios de inteligencia.