El 13/2 se realizó una asamblea en el Hospital Central de San Isidro. El despido de una enfermera embarazada, a la que no le renovaron el contrato porque “el municipio no toma embarazadas”, fue la gota que rebalsó el vaso. A pesar del horario, que tomaba sólo al turno mañana porque fue citada a las 10 hs, hubo una muy buena asistencia, incluyendo a seis médicos.
En San Isidro, como en otras municipalidades, tienen a trabajadores contratados durante años, algunos más de cuatro. Esto lleva a que un sector de trabajadores vivan en la precariedad. Al punto de saber que si te embarazás perdés el empleo. Como era el comentario entre los concurrentes: de alguna manera obligan a las mujeres a abortar. Porque si bien es un derecho de la mujer, la obligación de abortar para mantener el empleo es otra de las injusticias que sufrimos las mujeres en nuestros trabajos.
Como bien plantearon las delegadas del Hospital, es una medida no sólo de defensa de una compañera, sino en defensa propia. Porque hay mucho personal contratado y es necesario comenzar a exigir que dejen de existir esos “contratos basura”.
El malestar tiene como trasfondo que el intendente Posse, que se juega a ser gobernador, muestra como uno de sus mayores logros el sistema de salud, y a este hospital en especial. Pero ese hospital y la muy buena atención dependen de médicos y enfermeras que cobran sueldos de hambre. Enfermeras que no tienen sábados y domingos o feriados para descansar cuando su familia está en casa sino los días que le tocan. El sistema de franqueras es una de las peleas que tienen planteadas, además del salario.
La asamblea resolvió una acción en la puerta del Hospital el 19/2 a las 13 hs, para hacer coincidir la entrada y salida de los turnos mañana y tarde. Así como también difundir la información a los pacientes y vecinos sobre esta situación.
Isabel Morillas, directiva CTA San Isidro