Margarita Stolbizer salió a confirmar su candidatura presidencial en el medio del derrumbe del proyecto UNEN. Esta breve experiencia terminó deshilachada producto de un fenómeno político que es mucho más que electoral, las medias tintas comienzan a agotarse y se fortalecen relativamente los espacios a izquierda y derecha.
Luego del desesperado retorno de Binner a territorio santafesino, para intentar salvar el gobierno del Frente Progresista, la dura tarea de sostener un espacio de centro izquierda tradicional recayó sobre la dirigente bonaerense.
En un intento desesperado por retener una porción del electorado «progresista» y evitar su vuelco hacia la izquierda, Margarita ensaya discursos donde habla de los principios mientras que por abajo, sectores de su propio partido o el PS corren a los brazos del macrismo o el massismo en busca de algunos votos que les permitan mantener sus carguitos.
La experiencia histórica de la centro izquierda, en nuestro país y en otros del mundo, tiende a ser la misma. En el capitalismo en su fase decadente y una coyuntura económica con mucha inestabilidad, la propuesta de un capitalismo «medido» es poco creíble. Lo que se necesitan son medidas de cambio profundo, económicas, sociales y democráticas que estos tibios dirigentes no están dispuestos a tomar, ya que su máximo deseo es conquistar un modelo que hace tiempo se agotó.
El caso de la candidata del GEN no es diferente, más allá de su honestidad o las expectativas que pueda generar en los radicales descontentos, se encamina al fracaso electoral, luego que ese espacio, saliera segundo en las anteriores presidenciales.