En la última edición de Alternativa Socialista hicimos llegar a nuestros lectores nuestras principales conclusiones políticas tras la primera ronda de elecciones provinciales. El tiempo transcurrido va confirmando esas tendencias. El sistema apuesta a polarizar la elección entre Scioli y Macri. Massa viene retrocediendo pero no quiere abandonar la pelea. Dirigentes y caudillos pasan de un lado al otro al ritmo de las encuestas. Ninguno de estos proyectos va a resolver los problemas que tenemos los trabajadores y el pueblo.

Buscando polarizar para que nada cambie

A medida que se acerca la elección presidencial, la artillería del régimen bombardea más y más sobre la población. Los principales medios masivos de comunicación –sean oficialistas u opositores- a nivel nacional y en cada provincia o municipio van presentando un escenario de polarización creciente, donde los únicos que aparecen son los candidatos del poder.
Luego de la primera ronda, parece que las acciones de Scioli han subido en el kirchnerismo. Los que hasta ayer lo llamaban conservador (algo absolutamente cierto) se preparan para cambiar el cassette y salir a hacerle campaña como si nada.
Del lado de los opositores, es Macri quien viene creciendo en las apuestas. La alianza con la UCR y los resultados de Del Sel en Santa Fe lo empujaron hacia delante. Su gestión en la Capital habla por sí sola: menemismo concentrado.
A Massa se le viene cayendo todos los días una parte de la estructura y está por detrás de los dos anteriores. Aunque para fortalecer su perfil renovador se ha unido con…De la Sota.

El libro de pases está movido

Dirigentes de estos tres espacios han venido saltando de una lista a la otra según cómo iban midiendo los presidenciables en las encuestas.
Algunos ejemplos:
Cuando Massa medía bien para ganarle a Insaurralde, candidato del kirchnerismo en la elección pasada, los dirigentes del PRO pidieron lugar en las listas del Frente Renovador. Reutemman también se sumó. Antes de arrancar esta campaña presidencial el propio Insaurralde se acercó al massismo.
Ahora que Massa viene para abajo, Reutemann se pasó con el PRO, Insaurralde se arrepintió y volvió con Scioli. Se alejaron del massismo Guistozzi (se fue con Scioli) y Cariglino (se acerca al PRO). Das Neves, aliado de Massa y presidente del interbloque de diputados ahora quiere ir como candidato pegando su boleta a Scioli.

Vamos a ver estos movimientos para un lado y para el otro hasta el último minuto previo a la presentación de las listas. También aparecerán las fotos de los sindicalistas burocráticos, amigos de todos los gobiernos, apoyando a los que vayan arriba en los sondeos.

Son lo mismo y no nos sirven

Lo anterior, además de mostrar la completa falta de principios de los políticos del sistema, confirma algo que venimos diciendo desde que se presentaron estos tres candidatos presidenciales: no hay ninguna diferencia sustancial entre ninguno de ellos. Todos se postulan para garantizar los negocios de los grandes capitalistas, pagar la fraudulenta deuda externa, mantener la megaminería contaminante y la sojización del país.
Con cualquiera de ellos en el futuro gobierno no vamos a ver ningún cambio favorable a los que menos tienen. Sólo son matices de una misma política de derecha, que va a continuar entregando el país a las corporaciones, mientras sigue la pobreza, la desigualdad y la corrupción.

Hace falta una alternativa de izquierda

Estamos transitando el final de un proceso de doce años con el kirchnerismo al frente del gobierno. Más allá de respetar a quienes honestamente han acompañado este proyecto político, tenemos la opinión de que (aunque se haya enarbolado un discurso distinto en algunos aspectos) se ha desaprovechado una oportunidad enorme para resolver los problemas estructurales del país. La presidenta dejará su cargo en una Argentina con muertos por desnutrición, recursos naturales entregados a las multinacionales, cientos de miles de jóvenes sin futuro ni posibilidades, educación y salud pública debilitadas frente a lo privado.
Desde el MST Nueva Izquierda, vamos a aprovechar la campaña electoral para seguir instalando nuestro proyecto y avanzando en fortalecer una alternativa de izquierda, que se abra a la unidad amplia que necesitamos, para superar el papel testimonial al que lleva la fragmentación y pasar a convertirse en una opción de gobierno para las grandes mayorías que viven de su trabajo.