El viernes 22 después de tres días de juicio se ordenó la inmediata absolución de Miguel Argentino Pérez y Miguel Ángel González integrantes de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú quienes eran acusados de homicidio por un accidente ocurrido en 2009. Como miles que pusieron el cuerpo en las marchas y los cortes Perez y González se encontraban ese día a la vera de la ruta y las barreras estaban abiertas porque se esperaba realizar una nueva marcha contra Botnia.
De “causa nacional” a causa judicial
El gobierno primero intentó cooptar la lucha declarandola “causa nacional” para encauzar el reclamo por la vía de una legalidad internacional que siempre esta al servicio de los poderosos. Luego vino la persecución para intentar terminar con el conflicto. Decenas de asambleístas fueron judicializados. El pico de la ofensiva fue el montaje de esta causa por homicidio, alrededor de un accidente que ocurrió de noche y sin corte sobre la ruta.
Criminales son los que saquean y contaminan
Mientras los asambleistas fueron a juicio, Botnia sigue contaminando y ha aumentado la producción de manera inconsulta. El Estado uruguayo viola el tratado del Rio Uruguay. Los gobiernos y funcionarios argentinos y entrerrianos incumplen sus deberes de funcionarios y ocultan la información sobre la contaminación. Ademas, criminalizando a los luchadores los gobiernos demuestran su complicidad con los saqueadores. Todos ellos deberían estar en el banquillo de los acusados. La absolución es un importante triunfo de la lucha de Gualeguaychú y es una muestra de la inconsistencia de la criminalización de la lucha ambiental. Reafirma también la necesidad de seguir en la lucha hasta que se vaya la pastera. En este camino, debemos articular las luchas ambientales, sociales y políticas en una perspectiv a de lucha contra todo el modelo de saqueo y sus responsables políticos y empresariales. En un país y una provincia secuestrada por las corporaciones, necesitamos que se escuche la voz de los de abajo por una Argentina libre de saqueo, entrega y contaminación.
Luis Meiners