Hace ya varias semanas, que desde la dirección de nuestro partido le hemos enviado a las organizaciones que conforman el FIT una carta con un planteo unitario, que permitiría ampliar la unidad de la izquierda en todo el país. También le hemos solicitado una reunión para hablar sobre este tema. Partiendo de reconocer el programa del FIT como una base correcta, y pese a las diferencias importantes que tenemos, nos dispusimos incluso a integrar ese frente priorizando los acuerdos, para facilitar que se conforme una unidad mayor. En nuestro planteo, quitamos del medio cualquier obstáculo que pudiera haber, porque de verdad creemos muy positivo que se diera un paso unitario en común.
Sin embargo, desde la entrega y publicación de nuestra carta y propuesta unitaria al FIT, se han reflejado dos actitudes contrapuestas; por un lado una enorme cantidad de simpatizantes de izquierda, activistas, trabajadores, intelectuales y jóvenes han manifestado su apoyo a nuestra propuesta. Pero a la vez, lamentablemente el FIT hizo silencio en términos formales, no ha querido tampoco reunirse con nosotros, y combinó ésta equivocada actitud con declaraciones de algunos dirigentes de PO y PTS (Del Pla, Del Caño y Bregman) oponiéndose a un acuerdo con argumentos poco sólidos.
Dijeron en distintos medios de comunicación que «hay poco tiempo» que hay «diferencias» que «tal hecho del pasado». Todo muy inconsistente y poco serio, la realidad es bien distinta a esos flojos argumentos. Para hacer un acuerdo siempre hay tiempo si hay voluntad política de hacerlo. Las diferencias políticas y de programa siempre existen, solo que hay que ubicarlas en su justa dimensión poniendo por delante los acuerdos. Y los hechos que nos diferencian del pasado o del presente, nunca pueden tomarse como excusa para negar la unidad. Con ese método, como toda la izquierda siempre tiene distintas posiciones y distintos balances, jamás habría un acuerdo.
De hecho entre los miembros del FIT hay diferencias muy grandes sobre el pasado como el conflicto del campo donde tuvieron políticas opuestas, o diferencias actuales como las elecciones en el subte donde fueron divididos, unos están a favor del PSOL de Brasil y otros en contra, y tienen tres plenarios sindicales distintos sin lograr convocar uno común ¿Por qué entonces el criterio de «las diferencias» vale contra el MST y no entre ustedes mismos? En realidad, se nota que hablar de las diferencias son simples excusas.
Lo que sucede realmente, es que en medio de esto han dado un salto notorio los ataques mutuos entre PO y PTS, mostrando una interna descarnada dentro del FIT que lejos está de ser un debate positivo. Es evidente que los envuelve una pelea de cargos que muestra la fragilidad del proyecto, en el marco del retroceso de las votaciones que el FIT está obteniendo en distintos lugares y que hacen más crudas las peleas internas. En lugar de tomar ese dato de la realidad para discutir positivamente cómo ampliar la unidad y fortalecer a la izquierda, el FIT parece haber decidido encerrarse en sí mismo. Su negativa a lograr una unidad mayor, combinada con su disputa interna por cargos, demuestra que el FIT no logra superar el estadio de cooperativa electoral y que no tiene una estrategia de construcción común y a largo plazo.
De nuestra parte, entendemos que esa decisión viciada de sectarismo, de no querer siquiera sentarse a discutir con el MST un tema tan primordial, va en primer lugar contra la necesaria unidad de la izquierda, y en ese sentido juega un rol funcional a los viejos partidos del régimen. El FIT, que por el momento es la primera fuerza electoral de la izquierda, parece haber decidido negarse a toda unidad mayor. Y tal vez cree que por no dar una respuesta seria a nuestra propuesta se evita un problema. En política los silencios hablan, quien no responde seriamente un planteo serio y necesario, carga con la responsabilidad aunque quiera ocultarla.
El MST, es una de las principales fuerzas nacionales de la izquierda. No solo lo seguirá siendo, sino que además en esta campaña electoral nacional llegará a nuevos lugares extendiendo sus ideas e influencia política y social. No hay manera de ocultar esa realidad. El FIT tiene por delante la posibilidad de hacer jugar a su favor la fuerza del MST y así fortalecer la unidad de la izquierda o pretender, sin éxito, seguir ignorando una necesidad de unidad que es reclamo de miles.
Cuando escribimos este artículo, faltan menos de dos semanas para la presentación de alianzas que vence el 10 de junio. Nuestro planteo unitario ya está hecho, es público y muy claro. Le corresponde al FIT la responsabilidad de abrir una vía positiva de diálogo con nosotros. De lo contrario tendrá que asumir que la división de la izquierda no es producto de las diferencias que bien podrían asimilarse, sino de su propia incomprensión del momento político que vivimos y de no saber poner por delante los acuerdos.
Si así termina siendo, aunque envuelto en su crisis interna aún no lo note, será el FIT el primer perjudicado, porque las oportunidades políticas no son eternas. Cuando se tiene la oportunidad de encabezar un gran proceso unitario de izquierda se lo asume o no. Vaya si no el enorme retroceso de PO y el FIT en Salta como ejemplo, donde también rechazó ampliar la unidad. ¿Qué próximos ejemplos vendrán? Esperamos sinceramente que la dirección del FIT y los partidos que lo integran reflexionen a tiempo.
Por lo pronto, desde el MST seguiremos impulsando este debate y mantendremos nuestra propuesta unitaria hasta el último día. Mientras tanto, estamos preparando el lanzamiento de nuestra fórmula nacional, compuesta por Bodart y Ripoll, y nuestras listas en 20 provincias del país y en cientos de municipios. Nuestro proyecto de nueva izquierda, lejos de detenerse, cobrará nuevo impulso en esta campaña nacional y después de la misma. En esa tarea estamos comprometidos con gran entusiasmo militante.
Sergio García