A poco de asumir las actuales autoridades de la UBA, comenzó a desarrollarse una grave crisis al interior de la gestión. El Rectorado encabezado por Barbieri se encuentra empantanado en medio de denuncias cruzadas de corrupción entre las distintas facciones de gobierno que no hacen más que mostrar el fuerte grado de descomposición que atraviesan. Son dos los sectores del radicalismo que forman parte del actual esquema de gobierno y que confluyeron detrás de la candidatura de Barbieri. Por un lado, uno más ligado a los claustros de profesores de Derecho, con vínculos con las corrientes del radicalismo alfonsinista y que en los 80 y 90 fue la base de sustento del Rectorado de Shuberoff en el momento de mayor peso de su pata estudiantil, la Franja Morada, en la conducción de los Centros de Estudiantes y la FUBA. Este espacio quedó muy reducido luego de la caída de De La Rúa y la pérdida absoluta de los Centros y la FUBA en el periodo post 2001. Por otro lado, el sector del “Coti” Nosiglia, viejo operador político radical que expresa una camarilla más pragmática cuya base son los claustros de la facultad de Económicas, Medicina y otras, que han construido su poder actual sobre la base de pactos y negociados con funcionarios del gobierno nacional como Julio de Vido e incluso con sectores del PRO. También, son los que camuflados en el claustro estudiantil bajo la denominación de “Nuevo Espacio”, han amortiguado la crisis de la Franja y además de retener el Centro de Económicas todo este tiempo, han logrado avanzar recuperando Odontología y luego Medicina. Ambos sectores, luego de enfrentarse de manera violenta en la convención radical que proclamó el acuerdo nacional con el PRO, trasladaron su disputa al interior de la gestión de la UBA. Fue así, como luego de una intensa campaña de la izquierda en la UBA sobre el pasado (y presente) del ex Vicerrector Darío Richarte del radicalismo de Derecho en la ex SIDE, el Rectorado de Barbieri le soltó la mano y se vio obligado a renunciar (ver AS 637). Al poco tiempo, una denuncia de la ex mujer del Decano de Económicas José Luis Giusti sobre violencia de género, en la que también se destapan negociados de droguerías ligadas al mismo en la venta de medicamentos a los hospitales de la UBA, desembocó en su renuncia al cargo y amenaza con destapar la segura complicidad con Giusti de Emiliano Yacobitti, actual Secretario de Hacienda de la UBA y presidente de la UCR Capital y del propio Rector Barbieri. Estas denuncias fueron acompañadas de sugestivos informes periodísticos en C5N sobre distintos hechos de corrupción en los últimos años en Económicas. Y por último, la PROCELAC, que se encarga de investigar casos sobre lavado de dinero, dio curso a una denuncia presentada a la Decana Mónica Pinto de Derecho, así como a varios de sus funcionarios. En esa denuncia se afirma que se desviaron fondos por más de 140 millones de pesos a través de supuestos convenios de asistencia técnica y capacitación.
El trasfondo de todas estas denuncias es también el de una crisis estructural que esta gestión intenta resolver con medidas de ajuste creciente. Esto se vio este año en el CBC, donde al intento de cerrar decenas de comisiones de Matemática se le sumó el cierre de varios talleres de Semiología y el crecimiento exponencial de los docentes que trabajan ad honorem en el ámbito de la UBA. Por otro lado, sólo se aumentó un 12% el presupuesto de este año para las 13 facultades favoreciendo en la distribución al Rectorado. Esta medida puede generar que algunas facultades como Exactas directamente no puedan seguir funcionando normalmente en los próximos meses. Ni hablar de las partidas para el mejoramiento edilicio, que en casos como el de Filosofía y Letras siguen brillando por su ausencia. Esta acelerada descomposición de la principal universidad del país solo puede resolverse mediante una profunda democratización de la misma. Mientras sigan gobernando estas camarillas corruptas elegidas por un reducido número de profesores la crisis va a profundizarse. Hace falta abrir el debate sobre estos problemas en el camino de recuperar la participación y la movilización del conjunto del movimiento estudiantil para que el mismo vuelva a ser protagonista de los cambios que hacen falta.
Juventud Socialista del MST
Congreso de la FUBA
El 29 de mayo, en la facultad de Medicina, va a realizarse el congreso de la FUBA, que tiene como norte debatir estos temas y resolver medidas de lucha para enfrentar esta situación. Si bien su convocatoria es ignorada por la mayoría de los estudiantes, que no vienen participando de las instancias asamblearias en los Centros, el mismo es una oportunidad para que la FUBA sea protagonista ante esta crisis e impulse un fuerte debate al interior de las facultades que vuelva a poner como centro la necesidad de democratizar la UBA en la perspectiva de echar a las camarillas corruptas que hoy la gobiernan y construir una universidad al servicio de la transformación social. Sobre todo cuando empiezan a aflorar los intentos de deslegitimar a la Federación con amenazas de intervenirla por parte de las autoridades de la UBA. Es con la unidad de todo el movimiento estudiantil junto a los docentes que vienen peleando por su salario y mejores condiciones de trabajo que vamos a conquistar “las libertades que nos faltan”.