El viernes 5/6 se presentó con un salón del Consejo de Medicina (UBA) a pleno la iniciativa nacional “Sí a la Vida. No al Glifosato”. Con la adhesión de personalidades como Nora Cortiñas, Félix Díaz, investigadores, intelectuales, organizaciones sociales y ambientales de base, fuerzas políticas y dirigentes. Lo crucial: la organización gremial que nuclea más de 30000 profesionales de la salud en todo el país motoriza esta propuesta. La Red Ecosocialista integra asimismo la articulación que arrancó hace pocos días.
La agricultura industrial capitalista en formato “transgénico” tiene cobertura mediática, académica y política. La lucha de ideas en este terreno es clave. Hay una desigual disputa de sentidos por la cabeza de millones. Las usinas del agronegocio dicen “los cuestionamientos a la biotecnología son ideológicos, sin base científica. Son fundamentalistas antiprogreso, quieren involucionar a las cavernas”. Esta es más o menos la estructura argumental que desarrollan. Y en esa dirección financian carreras universitarias, cooptan instituciones y corrompen científicos para dotar a sus negocios de cobertura académica. Otro tanto ocurre con los medios masivos de comunicación que reciben pauta privada de Monsanto y las principales cerealeras del país. Ese es el escenario de disputa.
De contenido y forma: una gran iniciativa para llevar a todas las provincias
Esta idea surgida del colectivo “Andrés Carrasco”, inicialmente integrado por sanitaristas y finalmente abierto a distintos sectores, tiene varias cualidades a favor:
Le da una gran autoridad política a esta campaña el hecho de que sean “profesionales de la salud” o médicos. Por un lado son trabajadores de la salud y eso da consistencia y peso a las opiniones que digamos. Pero un sindicato de trabajadores que tome el tema le da enorme fuerza.
Las evidencias del carácter cancerígeno del glifosato popularizaron ese pesticida. La OMS lo reconoció lesivo. Ahora bien, arrancar por cuestionar el glifosato es una hábil táctica para discutir el fondo del asunto: el modelo Monsanto. Por eso, es tan importante diseñar un plan de campaña y territorializar la iniciativa. Hay que presentar la campaña en todo el país y dejar constituido un espacio permanente de la misma en cada lugar. Así multiplicamos en toda la Argentina una guerra crucial contra las corporaciones del agro.
