La jornada del 3 de junio fue histórica. Hace años que en la Argentina no se da una manifestación popular tan masiva y unitaria. Con unas 300 mil a 500 mil personas en las calles y la simpatía de millones, la convocatoria Ni Una Menos confirmó que los femicidios y la violencia de género son una preocupación nacional de primer orden. El gran desafío es cómo hacer realidad la consigna Ni Una Menos.
La iniciativa surgió de un grupo de mujeres periodistas y creció rápidamente por las redes sociales, los medios de comunicación y el boca a boca. Así, el miércoles 3 a la tarde la Plaza Congreso y las plazas de nuestro país se fueron llenando de mujeres y también de muchos hombres. Pancartas, banderas, carteles, vestimentas y actuaciones expresaron toda la creatividad popular. El MST y nuestra agrupación de mujeres Juntas y a la Izquierda participamos activamente de las movilizaciones en todo el país.
En todas partes concurrieron familiares de víctimas de femicidio, con los retratos de las mujeres asesinadas por ser mujeres. Y el texto convocante leído en Buenos Aires y otras ciudades tuvo el mérito de aunar conceptos y reivindicaciones que muchxs compartimos aun desde distintas miradas. En síntesis, fue una demostración social masiva, oportuna y con alto contenido político de repudio a la violencia machista, bronca ante la inacción estatal y exigencia al poder de turno y a la justicia.
No obstante, el éxito rotundo del 3J no nos impide analizar dos actitudes políticas que, de diferente manera, provocaron confusión y por eso debilitaron.
El oportunismo de los gobernantes
Total rechazo merece la actitud de la dirigencia gobernante. No son uno más del montón: ejercen el poder, manejan los dineros públicos y deciden las políticas que se aplican. Son responsables directos de lo que se hace o no se hace. Y eso también lo saben las compañeras y compañeros que simpatizan con el gobierno nacional.
Por eso consideramos oportunista e hipócrita la actitud de Cristina, Macri, Scioli y otros gobernadores y ministros, que no sólo se sacaron la foto de ocasión con el cartelito Ni Una Menos sino que algunos fueron a las marchas y hasta trataron de coparlas. De la presidenta para abajo, ellos son los que destinan fondos miserables al tema violencia de género y por eso no hay campañas, ni refugios, ni asistencia, ni subsidios ni nada.1
En San Juan, Entre Ríos y otras provincias, el oficialismo K dividió las convocatorias. En Buenos Aires, sin pena ni gloria, marcharon a Tribunales para desviar las críticas al Poder Ejecutivo y al Congreso dominado por ellos. En Tucumán cuatro ministros quisieron aparatear el acto unitario, pero nuestra compañera Lita Alberstein los denunció desde el micrófono y tuvieron que irse repudiados por la gente.
El sectarismo de la vieja izquierda
También algunas organizaciones populares tuvieron posturas equivocadas. Es el caso de la izquierda sectaria: PO (Plenario de Trabajadoras) y PTS (Pan y Rosas) -ambos miembros del FIT- y el MAS (Las Rojas). Enfatizaron el tema aborto, diluyendo el eje más convocante contra los femicidios y la violencia de género. En algunos casos eso generó cierta confusión y restó concurrencia al Ni Una Menos.
Con tal de diferenciarse de la convocatoria unitaria estos sectores armaron una columna paralela que marchó al Congreso desde el Obelisco, aunque sin repercusión. Su consigna eje fue “el Estado es responsable”, que aparte de no ser ninguna novedad es sólo de denuncia. De este modo, al relegar a un segundo o tercer plano las exigencias concretas ante los femicidios y la violencia de género, terminan haciéndole el juego a los gobiernos. Lamentablemente, a esa postura errada se sumaron la Campaña por el Derecho al Aborto y otros grupos.
Un programa básicamente correcto
Desde el MST y Juntas y a la Izquierda compartimos plenamente los 9 puntos de reclamo que se leyeron el 3J (ver en pág. 10) y que, palabras más, palabras menos, son los mismos que venimos planteando nosotrxs. Es más: coincidimos en que de las 5 propuestas originales se haya retirado una: la de crear tribunales especializados en violencia de género.
Es que el tema de la justicia merece un debate más profundo que el planteo simplista de abrir juzgados aparte. La justicia, y también la policía, son instituciones claves del régimen y el sistema capitalista patriarcal y por ende actúan defendiendo a los violentos y culpabilizando a las mujeres.
Ya años atrás se crearon los tribunales de familia y no resolvieron nada. Además esos nuevos fueros serían en el marco del mismo sistema judicial actual, que es machista, corporativo y dependiente del poder político: un cambio radical sólo sería posible democratizándolo con participación y control social. Por eso nuestra propuesta es que los jueces y fiscales se elijan por voto popular y que sus cargos sean revocables si no cumplen. Y lo mismo para los comisarios, junto a otras medidas de fondo. Así las mujeres y todo el pueblo tendríamos injerencia directa en cómo actúan unos y otros.
En cambio el PTS, el MAS y otros grupos de la izquierda sectaria sólo denuncian el accionar judicial y policial, pero no tienen ninguna propuesta concreta para cambiar esa realidad. Quizás crean que sólo habrá solución si algún día gobiernan ellos… pero los femicidios y los problemas en la justicia y en la policía son ahora.
Si de verdad queremos combatir al sistema capitalista y patriarcal, que es el causante de la desigualdad, la opresión y la violencia contra las mujeres, tenemos que enfrentar a sus instituciones desde ahora mismo y con planteos precisos.
Las claves para avanzar por Ni Una Menos
Para avanzar en la pelea por hacer realidad en nuestro país el clamor de Ni Una Menos creemos que -junto a las iniciativas en cada lugar- hacen falta tres condiciones: un programa de reivindicaciones correcto, una mayor capacidad de organización y una movilización consecuente.
Desde Juntas y a la Izquierda y el MST-Nueva Izquierda, creemos estar firmes en ese rumbo. Es por eso que te invitamos cordialmente, compañera o compañero, a que te organices con nosotrxs para seguir adelante hasta ganar.
Vilma Ripoll y Pablo Vasco
1. Cristina: 0,006% del Presupuesto nacional 2015. Scioli: 0,09%. Macri: 0,07%.