Compañeras y compañeros:
Para miles y miles de Uds. la imposición de Cristina fue un baldazo de agua helada. De un plumazo anuló la interna que estaba prevista, sin siquiera consultar la opinión de las bases. Y además como presidenciable no eligió a cualquiera, sino nada menos que a Daniel Scioli.
Como es evidente que esa decisión política cayó muy mal, ahora hay toda una operación del oficialismo para restarle gravedad. Que Zannini es garantía de continuidad y lo va a tener controlado… Que los ministros K desde el Congreso también… ¡Si hasta tratan de disimular al verdadero Scioli y enseñarle de apuro un libreto progresista al que siempre fue ajeno!
Pero no hay que dejarse confundir. El que preside el país es el presidente. Y es el que corta el bacalao. Acá los vices siempre fueron segundones o, a lo sumo, un factor de crisis. Y no hace falta mucha memoria para recordar que Scioli es hijo político de Menem y de Duhalde; que es un hombre directo de las corporaciones y que encima hizo crecer la desigualdad social en la mayor Provincia del país. Es así: Cristina eligió y, lamentablemente, eligió lo peor.
¿O se imaginan a Scioli en la Rosada defendiendo los derechos humanos? ¿Acaso alguien se lo imagina resistiendo a Monsanto, Chevron, la Barrick, los fondos buitres y demás corporaciones y banqueros? ¿Creen Uds. que va a combatir la precarización de los jóvenes, defender la salud y la educación pública, pagar salarios y jubilaciones dignas, enfrentar la violencia de género y aceptar el derecho al aborto? Nosotros no.
Por eso les decimos fraternalmente que llegó la hora de no aceptar más un supuesto «mal menor». Porque en realidad, Scioli es tan neoliberal como Macri. Es un sapo que no se debe tragar, un límite que no se debe cruzar. Y por eso hoy no queremos mirar atrás y debatir balances, sino reflexionar juntos a futuro. Eso es lo importante: poder pensar y poner en pie un nuevo proyecto emancipador y transformador para nuestro país y nuestro pueblo.
En la izquierda hoy Uds. tienen dos vertientes. Una aparece más visible, pero es más sectaria y dogmática. Y como no tienen la estrategia de abrirse a la unidad con otros sectores para avanzar a ser una alternativa de poder, terminan en la chiquita, enfrentándose entre ellos por los cargos. Más que pan para hoy son hambre para mañana.
Nuestro proyecto político es diferente: el de una nueva izquierda que, junto con plantear cambios de fondo antiimperialistas y anticapitalistas, y también reivindicaciones ecologistas y feministas, sepa trabajar con unidad en la diversidad y construir con compañeras y compañeros independientes o que vienen de otros espacios políticos.
Los invitamos entonces a que conozcan nuestras propuestas concretas en defensa de los trabajadores, las mujeres y los jóvenes. Y si más allá de algún matiz coinciden con las banderas centrales, les pedimos que nos den una mano militante ahora en la campaña para que podamos superar las PASO y nuestra voz se pueda escuchar en octubre.
Alejandro Bodart por el MST-Nueva Izquierda