El abogado Marcelo Parrilli viene realizando una campaña difamatoria contra el MST. Hace meses difunde mentiras y falsas acusaciones; ahora le sumó un salto peor; convertirse en vocero de La Nación -el diario de la oligarquía más rancia- en el ataque a Guillermo Pacagnini, dirigente combativo de la izquierda sindical.
Durante estos días cientos de dirigentes y organizaciones populares y de izquierda se han solidarizado con Pacagnini, como corresponde entre trabajadores y militantes de izquierda ante un ataque infame de la prensa burguesa. Mientras recibíamos esta solidaridad, Parrilli se ubicó del lado de los intereses patronales, por fuera de todo principio obrero y militante se dedicó a impulsar las calumnias. El grado de descomposición política y moral de este personaje, es evidente. Aunque su ataque se dirija en particular contra el MST son ataques a toda la izquierda.
Además, lo hace desde su cómodo sillón de abogado, alejado de las luchas de trabajadores y sectores populares. Dedicado a hacer dinero en muy buena cantidad para garantizar su muy buena vida, utiliza el tiempo libre contra la izquierda. Como todo pequeñoburgués fracasado y en crisis, al final de su solitaria vida política se dedica a las calumnias. Nada positivo pudo construir Parrilli, pero cree ser importante difamando a quienes sí militan y construyen organizaciones de izquierda.
¿Cuál es el problema real que llevó a Parrilli a mentir sobre el MST? Uno solo; el MST decidió hace años y colectivamente no llevarlo como candidato y postular a otros compañeros. Todas sus falsas denuncias tienen como base su cólera electoralista. Habiendo sido él, un candidato extrapartidario en nuestras listas, no soportó que los militantes decidiéramos otra cosa. Es tan solo un pequeñoburgués ofuscado, que no aceptó las decisiones colectivas de quienes «se atrevieron» a no llevarlo de candidato. A la vista de los hechos, esa fue una gran decisión. Nada podía aportar una persona que ya no tiene principios, que se hace enemigo de la izquierda y que hoy asume el triste papel de empleado gratuito de La Nación. Parrili da vergüenza ajena.
Solo eso.