Un acampe de 44 días frente a Telefónica y 11 días más desde el 28 de mayo cuando la patota que respondía a UOCRA atacó a los trabajadores. Una lucha heroica que demanda un correcto balance por las tareas pendientes.
Fue un conflicto largo y difícil. Debemos huir del balance oportunista y supuestamente «combativo», pero también de un triunfalismo que deforme el resultado y no ponga el centro en las tareas pendientes. La lucha arrancó por el ataque de UOCRA-Pata Medina al copar el obrador de la subcontratista Tepripla en La Plata para que no se trabajara si empleados y empresas no aceptan su tutelaje. Hubo zona liberada por la policía y la Fiscalía no actuó ante las denuncias.
Los despidos fueron 70, pero el conflicto lo bancan 32 telefónicos con su heroica resistencia. Desde la agrupación «Alternativa Telefónica» y el MST nos jugamos y apoyamos desde el primer día e incluso desde el 2013 con el acampe en La Plata, cuando Tepripla era Reega SRL.
La decisión de no dar la pelea en La Plata
Aunque siempre aportamos propuestas, ideas, dirigencia y fuerza para movilizar, gestionar y abrir alguna negociación, no podemos afirmar que con tal medida se quebraba a la multinacional. Pero algo sí marcó el resultado y fue la negativa a movilizar en La Plata desde UETTel.
El 1er y 2do día hubo conferencias de prensa en CTA Nacional y Provincia. Allí se repudió la patota y exigió al gobierno, responsabilizando a Telefónica y a Plantel SA, la contratista. El 29 de mayo con UETTel, CTA, ATE, Judiciales, SUTEBA, APL, Tercerizados de IOMA, Jubilados, la FULP, MST, UP, Justicia y Libertad, Patria Grande y PO anunciamos una movilización en La Plata para el 1º de junio. Pero esa marcha se levantó telefónicamente el fin de semana, ante ‘rumores’ de una movida de la UOCRA que no hubo y sin aceptar barajar otra opción.
Eso se repetirá al venir los despidos, cuando los telefónicos aprueban marchar en La Plata para pedir empleo donde viven y trabajan. Desde el MST reiteramos nuestro compromiso. Pero la marcha no se hizo y se definió el acampe como única vía, relegando el territorio. Esto y un acuerdo entre Telefónica, UOCRA y el gobierno llevan a que gran parte de los despedidos aceptaran las condiciones impuestas por la necesidad, al ingresar en la «bolsa de trabajo» de UOCRA.
Un desenlace contradictorio
En 55 días de lucha se enfrentó un frente empresario, gubernamental, judicial y burocrático. Hubo connivencia entre Telefónica y el Ministerio de Trabajo. Ni Scioli ni Macri hicieron nada por los trabajadores y la justicia sólo actuó para apretarlos. Hubo complicidad de la burocracia telefónica de FOETRA o SOESIT (La Plata) y un cerco de los grandes medios.
En ese marco, no compartimos el balance de la Naranja Telefónica (PO) que habla de «la necesidad de ir a fondo en un plan de lucha», cuando nunca propusieron medida alguna y le restaron apoyo a varias como la marcha a Movistar. Al igual que la Violeta (PTS), centraron críticar por abajo. Ante el proyecto de ley que elaboramos para expropiar el obrador y crear una empresa provincial, el que fue aprobado por UETTel y los trabajadores, PO prefirió organizar su «audiencia pública» al final del conflicto, sólo para pedir «informes» al gobierno.
Con el MST, Alejandro Bodart, Vilma Ripoll y otros dirigentes apoyamos, pechamos por abrir negociaciones con el gobierno o la justicia. Fuimos con fuerza a cada acción, generamos movidas como el bloqueo a Telefónica en La Plata y contribuimos a salir en Clarín y otros medios.
Esto nos permite disentir con el balance de UETTel que habla de «triunfo», de «un acuerdo con la empresa que nos deja muy satisfechos», que los compañeros «están con una alegría enorme» y «se concretó la reincorporación de los despedidos que había dado origen al conflicto».
Eso no fue así. Los despedidos fueron 70 y, con la lucha de 32, se logró reincorporar a 19 aunque no trabajarán en La Plata, más el pago de una suma al resto. Quedan echados los delegados como Néstor Arce y el Adjunto de UETTel y se habló de una «capacitación» que iba a permitir pechar porque el resto entrara, pero quedó como un «aporte a cuenta» de las demandas.
Por eso no hubo alegría sino una situación más contradictoria. No se salió con las manos vacías, pero hubo un alto costo que habrá que revertir. Esto marca la tarea de luchar por la reinstalación de los delegados de UETTel y de cada uno de los despedidos. Es nuestro compromiso.
Alternativa Telefónica