Votos más, votos menos las PASO confirmaron lo previsto, Scioli, Macri y Massa son los candidatos con chances de quedarse con la presidencia. Sin embargo, hasta ahora no dijeron prácticamente nada acerca de qué van a hacer con la economía cuando asuman. Quizás siguiendo a medias el viejo consejo menemista de «si digo lo que voy a hacer no me vota nadie»
Si algo estuvo ausente en estas PASO, fue la discusión política económica a fondo de los tres candidatos que se quedaron con el 90% de los votos. A menos que ellos crean que plantear todo lo bien que estamos gracias al modelo K (Scioli) o prometer en el aire trabajo «de calidad» (Macri) o el 82% ya para los jubilados (Massa), son propuestas aceptables y discutibles y no simples y mentirosos slogans de campaña.
Y esto lo hacen en un país en donde la inflación y la crisis económica horadan cada día el sueldo y el nivel de vida de la inmensa mayoría de los trabajadores y se sigue acumulando presión en la caldera que presagia una posible explosión a futuro. La verdad es que ninguno quiere hablar de lo que realmente piensa hacer en materia económica.
Scioli y la defensa del modelo K
El otrora menemista devenido kirchnerista rabioso, se la pasó toda la campaña mostrando los «los logros del modelo de Néstor y Cristina», abandonando toda diferenciación que tuvo en el pasado y que le valió estar primero en las encuestas y desplazar al más confiable Randazzo y no dice cómo va a hacer para reducir la inflación o bajar el impuesto al salario que son de las principales preocupaciones de los trabajadores y el pueblo. Ni de cómo frenar el dólar o reactivar la industria y el empleo que hace años no crecen, por sólo dar algunos ejemplos.
Macri no dice nada
Que Macri es un mal orador y que le cuesta expresarse no es ninguna novedad para nadie, pero el problema no es de formas sino de contenido y es que no puede decir en campaña lo que piensa hacer. Por eso habla entre globitos, de que va a crear millones de puestos de trabajo de «calidad» y que crecerán las economías regionales. Para intuir lo que realmente piensa hacer uno debe remontarse a varios meses antes de la campaña, donde hablaba de privatizar todo, de devaluar el peso frente al dólar para favorecer a los grandes exportadores y de quitar las retenciones.
La lógica consecuencia de todo este paquete es que nuestro salario se licuará frente a un dólar alto, y que si no recauda de los empresarios tendrá que aplicar un brutal ajuste, congelamien-to salarial y de jubilaciones, sacar los planes, bajar la inversión pública y reducir los presupuestos de salud, educación, etc. Claro, nada de esto se pudo escuchar en sus discursos de campaña y probablemente tampoco lo hará de cara a octubre.
Massa: de las camaritas al 82%
La relativa buena elección de Sergio Massa se debió a que abandonó su discurso exclusivamente focalizado en la seguridad y las cámaras de vigilancia, para meterse en algunos temas sentidos desde el punto de vista económico como prometer el 82% móvil para los jubilados y la eliminación del impuesto al salario. El problema es que al no decir de dónde sacará la plata nadie termina por creerle definitivamente.
El modelo K está agotado y hay que cambiarlo de raíz
Desde el MST-Nueva Izquierda sostenemos que el modelo K hace años que está agotado y que sólo se ha mantenido producto del colchón acumulado durante el período previo de «viento de cola» y por el rol cómplice de las direcciones burocráticas y la gran burguesía que a pesar de las críticas lo mantuvieron a falta de una oferta opositora burguesa más o menos sólida.
Los principales problemas macro-económicos no se han corregido sino que empeoran: La deuda pública sigue creciendo, superando los 250.000 millones de dólares (a pesar del doble discurso del «desendeudamiento»). La inflación real que afecta principalmente a los trabajadores y sectores más humildes sigue en niveles del 30% y la emisión monetaria descomunal hace prever que seguirá aumentando, la producción industrial está amesetada cuando no en recesión (y con una perspectiva a futuro más negra aún por la crisis y devaluación de Brasil, nuestro principal destino de exportaciones y socio comercial). No hay generación de empleo y luego de 12 años de supuesta bonanza la pobreza supera el 30% y muy relacionado con ella el empleo en negro supera el 40%. La falta de inversión extranjera y la de los propios empresarios asentados en el país hace que escaseen los dólares y por eso se dispara el blue y los empresarios sólo saben pedir devaluación para ganar en competitividad.
Opinamos que hay un pacto entre la gran burguesía, el gobierno y la oposición burguesa para no hablar de estos temas ni del ajuste que quieren aplicar hasta después de octubre, cosa que ya vivimos en el 2011 pero amplificada por las contradicciones acumuladas en estos cuatro años.
Nosotros proponemos un plan radicalmente opuesto, al servicio de los trabajadores y el pueblo y no de los grandes empresarios como proponen los 3 candidatos del régimen. Un plan que empiece por el no pago de la Deuda Externa fraudulenta (incluyendo a los fondos buitres), que año tras año se lleva decenas de miles de millones de dólares, nacionalizar el comercio exterior y la banca para evitar la fuga de dólares al extranjero, el cobro de impuesto progresivos a las ganancias de las grandes corporaciones y terratenientes. Mientras eliminamos el IVA a los productos de consumo masivo, actualizamos los salarios, jubilaciones y planes, de acuerdo al costo de la canasta familiar trimestralmente de acuerdo a la inflación real. Duplicar el presupuesto de salud y educación, la nacionalización bajo control público de todos los recursos naturales y empresas de servicios que continúan en manos privadas pese al doble discurso K, ente otras medidas.
Sólo aplicando un plan así, podremos lograr que por una vez la crisis la paguen los que la provocaron.
Gerardo Uceda