Editorial: Campaña con alta suciedad

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Mientras Aníbal Fernández, maestro de la chicana y pretendido gobernador de la provincia más grande del país dormía, en Tucumán la policía del señor feudal K Alperovich reprimía violentamente una manifestación en repudio al escandaloso fraude montado en la elección.
La respuesta a esa represión, se siente con fuerza en las calles mientras escribimos estas líneas y miles de tucumanos y tucumanas vuelven a desbordar la plaza expresando su bronca.
Este fraude no empieza ni termina con la quema de urnas por parte de oficialistas y también “opositores”, sino por un sistema electoral construido en base al clientelismo, los aprietes y un sin fin de acoples que pusieron 25 mil candidatos y más de 100 boletas en cada cuarto oscuro.
Para ser consecuentes e ir contra el fraude, no alcanza con abrir las urnas como proponen Macri y Cano, para ir a fondo hay que tirar abajo ese régimen electoral arcaico y realizar nuevas elecciones a todos los cargos y sin acoples.

Pero, por más que sea la más escandalosa de las elecciones, la tucumana no es la única expresión de un régimen en crisis al servicio de mantener los votos entre los de siempre. El robo masivo de boletas, la falsificación de telegramas, la utilización del aparato del estado al servicio de las facciones políticas tradicionales en disputa es una constante. A esto se le han sumado los enfrentamientos cada vez más violentos que incluso se cobraron una vida en Jujuy. Lejos de la miserable utilización de esa muerte, que intenta el radical Morales, ni las chicanas de bajo nivel del kirchnerismo, es necesario poner en pie una comisión investigadora independiente que vaya hasta el fondo para que se sepa toda la verdad y se castigue a los responsables. La cancha está embarrada y, al contrario de lo que pretenden comentar medios multi y los pseudodemócratas, esta es la imagen más clara de esta democracia para pocos en la que vivimos.

Mientras tanto, Scioli, Macri y Massa juegan el juego que mejor les queda, como tienen el mismo proyecto de ajuste, eligen la pirotecnia polémica para no hablar de lo que se viene. Como bien lo denunciamos incansablemente en nuestra campaña, son los hijos de los 90 y se les nota.
La campaña se ha transformado en una gran puesta en escena, donde algunos proponen mano dura, otros se disfrazan de progresistas mientras le levantan la mano a los señores feudales y los otros “progresistas”… callan.
En el fin de ciclo, esta democracia formal se expresa con su verdadera cara, los aparatos se disputan las migajas que caen de la mesa de las corporaciones que, sin presentarse a las elecciones, son las grandes ganadoras en cada contienda. Fue el propio ministro de economía y candidato a diputado Axel Kicillof, el que lo dejó en claro otra vez en su discurso ante el plenario de comisiones en el Senado: “la intervención del Estado en la economía ha beneficiado como nunca a los empresarios…” Lo que no dice, es que detrás de cada negocio existe un retorno y detrás de cada retorno hay un funcionario nacional y popular.

Es tan clara la desigualdad (en algunos casos alcanza ribetes obscenos) que hasta las justas declaraciones de Carlitos Tévez generan un revuelo de proporciones, los hoteles de 5 estrellas que “parecen Las Vegas” separados por muros gigantes de los barrios más humildes se repiten en todas las provincias del país. Y el otro fenómeno que muestra el deterioro y la decadencia del sistema en el que vivimos es sin dudas la violencia hacia las mujeres y los femicidios que mantienen la preocupante estadística de uno cada veitiocho horas. En el country o en la villa, las mujeres pagan doble siendo explotadas y oprimidas, víctimas de un estado ausente y profundamente patriarcal. Mientras tanto la “señora” presidenta, cajonea las leyes de emergencia.

Es cierto que no ha estallado la economía, pero tan cierto como eso es que la desigualdad entre los que menos y más tienen en Argentina está en sus valores más altos de los últimos 20 años. Y la tormenta proveniente de las crisis de Brasil y China, socios capitalistas del capitalismo argentino, se acerca a estas lides y amenaza nuevamente con el castigo a los bolsillos populares. En el mundo se cocina una nueva vuelta de tuerca de la crisis, nadie sabe a ciencia cierta cual será su magnitud. Mientras esto sucede, los dirigentes del establishment local juegan a la guerrita mientras se preparan para descargar esa crisis sobre las espaldas de los trabajadores y el pueblo. Prepararnos para enfrentar esos intentos es, sin dudas, la tarea fundamental que se viene.

Pero además de resistir, acompañar e impulsar las luchas de los trabajadores y el pueblo, los sectores que nos reclamamos de izquierda y populares tenemos un desafío que no puede seguir dilatándose, las aguas se van partiendo claramente y se impone cada día con más fuerza la necesidad de superar el sectarismo y darle paso a una gran coalición que nos permita unir fuerzas contra los herederos de los 90 y para ver si de una vez por todas, somos capaces de intervenir positiva y decisivamente en las peleas que nuestro pueblo da sin parar. Necesitamos pelear por un verdadero programa de ruptura con el modelo, Para democratizar la democracia y terminar con los señores feudales y sus métodos antediluvianos y para imponer un programa de emergencia para que la crisis la paguen los capitalistas.
Desde el MST-Nueva Izquierda seguiremos batallando por esa perspectiva, convocando a todos los sectores de la izquierda y el verdadero progresismo a dejar de lado el sectarismo. Mientras damos esa pelea trabajaremos para que nuestra fuerza se fortalezca política y estructuralmente para estar a la altura de los desafíos que se aproximan. Te invitamos a ser parte de esta construcción, para que a la suciedad de la vieja política le opongamos una Nueva Izquierda.

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