Este fin de semana se reunirá la dirección de nuestro partido, para evaluar la situación política del país y las tareas que tenemos por delante, tanto en las luchas sociales, como en la construcción política de un nuevo proyecto de izquierda.
Entre los debates planteados, uno importante será en torno a las elecciones generales de octubre, donde han quedado en carrera seis candidatos y uno solo de fuerzas de izquierda. En ese marco, nuestra reunión evaluará las dos variantes que creemos posibles: o llamar a votar en blanco o apoyar electoralmente a la fórmula y lista del FIT. Esta última variante podría ser posible porque en el contexto electoral actual y frente a los candidatos patronales en escena, el voto al FIT puede ser la única opción válida desde la izquierda para los trabajadores y la juventud y contra el ajuste.
Para que esto sea posible, es necesario también que haya un acuerdo sobre cómo hacerlo. En Prensa Obrera PO plantea que toda la izquierda debe apoyar al FIT y aclara: «Hablamos de un apoyo obligado, que debe ser desarrollado a partir de las posiciones de cada uno -de colaboración y también de crítica (…) Llamamos a renovar la unidad a todas las fuerzas de izquierda y a los luchadores sociales que nos acompañaron en las Paso y a las que fueron proscriptas por el piso electoral. Por un plan de lucha, de agitaciones, plenarios, asambleas, actos públicos de toda la izquierda y los luchadores». En ese sentido, nos parece necesario que el FIT o PO concrete la convocatoria a una reunión a las fuerzas que estemos dispuestas para intercambiar opiniones e ideas sobre qué hacer. Esta convocatoria es un elemento importante que tendremos en cuenta. Tras nuestra reunión, haremos pública la definición que surja del debate colectivo que tendremos sobre este tema.
El país después de octubre; un desafío para toda la izquierda
Al mismo tiempo, y paralelo a las elecciones próximas, algo muy decisivo para el tiempo que viene es el debate sobre qué política de construcción común tener desde la izquierda, si queremos de verdad ser un factor alternativo a los partidos del régimen. Hoy ni el FIT ni ninguna otra fuerza ubicada a la izquierda, somos vistas como opción de poder, y sin superar esta realidad no hay cambios revolucionarios que puedan lograrse. El debate necesario es sobre qué caminos transitar para lograrlo, al menos entre quienes sí vemos esta necesidad imperiosa.
En el caso del FIT, hasta ahora en común sus tres fuerzas no han avanzado a una apertura real de ese frente; a la vez es evidente que las posiciones del PTS por un lado y las de PO apoyadas por IS por otro, no son iguales. En el caso del PTS tanto antes como después de las PASO manifestó su rechazo total a un acuerdo con otras fuerzas de izquierda. Su triunfo en la interna del FIT realimenta esa posición equivocada que indirectamente favorece al régimen, porque actúa en concreto para evitar la unidad de toda la izquierda política y social.
En el caso de PO no ha podido o sabido superar el sectarismo de su aliado, quedó incómodo tras perder la interna a la cual arribó con un sesgo de autopro-clamación y no puede ofrecerle a los grupos que lo acompañan una integración real al FIT. Superar esta situación es un tema crucial.
De nuestra parte, siendo una fuerza de izquierda con instalación y militancia organizada a nivel nacional, volvemos a manifestar nuestra disposición a debatir lealmente cómo construir una gran coalición de izquierda. Ya antes de las elecciones propusimos distintas variantes, incluyendo nuestro ingreso al FIT tomando como base su programa. Ahora la realidad coloca la necesidad de reabrir ese debate, vamos a más ajuste de un nuevo gobierno que surgirá en octubre, y la mayor unidad de la izquierda para enfrentarlo y para fortalecer una opción es muy necesaria.
Hay muchos debates tácticos y estratégicos a dar. En nuestro caso creemos necesario superar las limitaciones del armado actual del FIT, para de verdad lograr ampliar la unidad desde la izquierda y discutir seriamente cómo ser opción de gobierno en el contexto actual, cómo construir una mayoría político-electoral que se postule a gobernar y combinar esto con un peso decisivo en la lucha de clases y en la pelea por el poder. En sentido parecido también se ha manifestado el economista de izquierda Claudio Katz que plantea: «Los líderes del FIT suponen erróneamente que en su configuración actual ese organismo puede convertirse en una opción de gobierno. Esa performance sólo permite consolidar ámbitos de resistencia, sin ofrecer alternativas de poder (…) El principal debate soslayado es la estrategia para llegar al gobierno y acceder al poder, en un marco de afianzamiento institucional alejado de los viejos contextos dictatoriales. El enigma es cómo alcanzar la presidencia y obtener mayorías parlamentarias, mientras se construye el poder popular requerido para conquistar el Estado y la hegemonía de la sociedad».
Evidentemente, hay que dar éste y otros debates. El dilema es si cada cual los hace por su lado, o si avanzamos con madurez a realizarlos en el marco de la construcción política común. Esta última fue y es nuestra propuesta, más allá de las divergencias que tenemos y que son lógicas. Hoy es el FIT quien tiene la responsabilidad de abrirse o no, a mayor unidad, antes que definitivamente se pierda una oportunidad.
Sergio García