El jueves 27, el PRO y sus socios en la Legislatura porteña votan un aumento del Presupuesto 2015. Aparte de un magro aumento a los municipales, destinan $ 450 millones a más subsidios a la educación privada y autorizan a emitir nueva deuda pública por $ 1.000 millones.
Aunque Mauricio Macri tuvo que recular en conceder algunos predios públicos a negocios privados, apura otros proyectos polémicos como la venta del Design Center de Recoleta y la concesión del autódromo estatal porteño.
La semana pasada, la firme resistencia de los vecinos obligó al gobierno macrista a suspender concesiones en dos polideportivos públicos. En el “poli” Ermindo Onega, en Villa Devoto, pretendía otorgar a privados la explotación comercial de canchas de fútbol 5, básquet, vóley y un buffet. En el “poli” Colegiales, quería concesionar la administración de canchas de fútbol 5 y fútbol 7.
Como son concesiones de hasta cinco años, no requieren aprobación legislativa. El Poder Ejecutivo había lanzado las licitaciones, pero tuvo que suspenderlas. Según el subsecretario macrista de Deportes, Francisco Irarrázaval, el plan era “concesionar espacios dentro de los polideportivos para generar ingresos para el mantenimiento… arreglos menores, como un vidrio o una puerta…” Pero en una Ciudad que es el distrito más rico del país y cuyo presupuesto anual es de $ 90 mil millones, afirmar que para arreglar un vidrio o una puerta hay que privatizar es directamente grotesco.
La protesta vecinal logró impedir la entrega de ambos polideportivos. No obstante, Macri sigue con su plan de concesionar a empresas privadas otros tres espacios públicos: un bar en el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori (parque Tres de Febrero), una parte de la ex confitería Munich (Costanera Sur) y un bar-confitería en el Planetario.
El Design Center, a subasta
Macri envió a la Legislatura un proyecto de ley para poner en subasta dicho paseo de compras, que es propiedad de la Ciudad y cuyos 57 locales hoy explota la corporación inmobiliaria IRSA por un irrisorio canon de $ 49.000 al mes. Para poder vender ese inmueble hay que separarlo del Centro Cultural Recoleta y recategorizarlo como propiedad horizontal. Lo obtenido, estimado en unos u$s 60 millones, sería para construir o poner en valor edificios destinados a la Justicia local.
Como bien lo planteó nuestro diputado Alejandro Bodart: “Macri vende las ‘joyas de la abuela’ de la Ciudad, al mejor estilo menemista. No está mal mudar la Justicia al sur, pero para eso no hace falta subastar este inmueble. Por eso cuando en diciembre de 2012 se aprobó la Ley 4.481 como parte del pacto PRO-K, para vender 15 predios del Estado, fui el único diputado que votó en contra. Si realmente hacen falta fondos, en vez de malvender valiosos inmuebles públicos habría que anular las millonarias exenciones fiscales otorgadas por Macri y los K a grandes empresas en los llamados ‘distritos’. Por supuesto, también es imprescindible actualizar el monto del canon que recibe la Ciudad.”
No se salva ni el Autódromo
Otro proyecto de ley de Macri es para entregar por 30 años las 166 hectáreas del autódromo municipal, ubicado en Villa Lugano. Se crearía un “fondo fiduciario” por u$s 50 millones, que no se sabe quiénes integrarán. El proyecto prevé explotar el predio con la posibilidad de construir oficinas, restaurantes, bancos, centro de convenciones, auditorio e incluso un hotel, edificando hasta ocho pisos sobre Avenida Roca. Según el PRO, esto haría “atractivo” al autódromo no sólo para las competencias de TC y TC 2000 sino también para la vuelta al país de la Fórmula 1.
Este proyecto es doblemente malo. Primero, porque el Estado porteño podría perfectamente modernizar el autódromo sin ninguna necesidad de privatizar. Segundo y más grave, porque el fideicomiso indirectamente habilitaría la venta de esas tierras públicas mediante un simple decreto.
Por más que ahora en campaña electoral se haga el “estatista”, el verdadero Macri sigue sin resolver los problemas de vivienda, hostigando a los que se ganan la vida con la venta ambulante y entregando al lucro privado patrimonio público que pertenece a todos los porteños.
Pablo Vasco