Luego de las lágrimas de cocodrilo de Ángela Merkel y la dirigencia europea ante la muerte del pequeño Aylan, y cuando presionados por las muestras internas de solidaridad popular parecían flexibilizar sus trabas para recibir a cientos de miles de refugiados, pronto se supo la verdad. En vez de refugios alzaron vallas, en vez de dar abrigo lenvantaron campos de concentración, y mandaron gases, palos y cárcel contra aquellos que desesperados por salvar sus vidas optaron por el exilio forzoso.
La «concesión» de la Unión Europea de otorgar otros 120 mil cupos para inmigrantes en dos años de plazo confirma la mezquindad de los capitalistas europeos frente al drama humanitario más grave desde la Segunda Guerra Mundial. Sólo en Alemania entraron casi 500 mil nuevos refugiados en lo que va de 2015. ¿Qué harán con los que «sobran»? ¿Los devolverán a sus países de origen, como amenazó Merkel?
A la vanguardia de la represión, Hungría levanta un vallado en sus fronteras con Serbia, Croacia y parte de Austria. Sancionó una ley que pena con 3 a 5 años de cárcel a los que crucen su frontera «ilegalmente».
Croacia también cerró sus puertas y miles se agolpan ante la frontera eslovena, que a su vez sólo admite a madres con hijos chicos, separando a familias enteras. Mientras, en el Mediterráneo, hace pocos días otros 38 refugiados se ahogaron frente a las costas griegas.
Una ola imparable
En Siria, sobre un total de 22 millones de habitantes, por las matanzas del régimen de Bashar al Asad y las de ISIS en los territorios que domina, más de media población se reparte entre desplazados internos y 4,5 millones de refugiados en los países vecinos. Irak tiene 250 mil refugiados sirios, que se suman a sus propios desplazados y a otros tres millones refugiados en el exterior huyendo del conflicto interno tras la invasión yanqui. Como pasa en Turquía, muchos de los desplazados sufren una presión constante para abandonar sus refugios y son empujados a migrar hacia Europa. Si le sumamos la migración proveniente de otras regiones, la oleada es imparable
Los imperialistas europeos y yanquis han negociado directa o indirectamente con dictadores como Bashar y grupos reaccionarios como ISIS, aunque ahora dicen combatirlos. En su afán de disputarse grandes regiones petroleras y ricas en recursos,han causado una serie de enfrentamientos y tierra arrasada, con ciudades y poblaciones destruidas. El sistema capitalista en esta etapa de descomposición genera 60 millones de desplazados al año (datos del ACNUR), pero las vallas europeas no van a frenar a las masas que luchan por su vida. El resultado definitivo está muy ligado a la lucha de los pueblos, los trabajadores y los jóvenes, los únicos que pueden imponer una salida por la positiva a esta tremenda crisis.