Viaje al centro de la tierra. Luego de dejar Cuba el Papa aterrizó en Estados Unidos. Francisco habló en la Casa Blanca, en el Congreso, en la Asamblea de las Naciones Unidas, en eventos religiosos y en concentraciones preparadas en ciudades importantes. La visita de seis días fue calificada como histórica y tuvo una enorme repercusión mundial.
Un encuentro en blanco y negro. En medio de elogios mutuos, “Usted es un ejemplo de vida”, “No puedo estar más feliz con su visita”, se juntaron el Papa y Obama. Se estrecharon la mano dos potencias, el más influyente de los representantes del poder religioso y el jefe del imperialismo yanqui. Tanto es así que habiendo pasado ya un tiempo del viaje siguen los ecos y las conclusiones del encuentro.
Fue una gira más política que pastoral. Aunque el Papa hizo misa por todos lados y les habló a los pobres y a los oprimidos, los objetivos de su gira en general y su visita al centro del poder imperialista en particular, no tenían aspiraciones celestiales sino objetivos terrenales. Más allá de la simpatía que generó cabe preguntarse: ¿A qué fue
Francisco a Estados Unidos? ¿Qué lo une a Obama?
Ambos buscan responder a la crisis capitalista mundial. En el año 2008 se desató una enorme crisis en Estados Unidos que se extendió por el planeta. Hay intereses contrapuestos, escaladas bélicas regionales y un escenario conflictivo. El Papa y Obama estrechan vínculos para atenuar ese caos que amenaza con profundizarse.
Francisco y Obama intentan presentar una nueva imagen de la iglesia y del imperialismo. Se distancian como pueden de sus antecesores Ratzinger y Bush, pero en el fondo van por el mismo camino: EEUU se acerca a Cuba para meter al capitalismo en la isla y pacta con Irán para intentar estabilizar Medio Oriente. Todo con la aprobación del Vaticano que ahora también bendice el pacto entre las FARC y el gobierno Colombiano.
Es la reconciliación con trampa. Quieren hacer retroceder al pueblo cubano, frenar la heroica resistencia de los palestinos, de los kurdos y de todos los que luchan. Quieren frenar los reclamos sociales y esconder que el aborto legal y gratuito evitaría la muerte de miles de mujeres.
A dios rogando y con el mazo dando. El Papa y Obama son los dueños de la zanahoria y el garrote. Con engaños, trampas y pactos quieren detener las luchas, movilizaciones, huelgas y reclamos ante los ajustes, las malas condiciones de vida y la falta de democracia. Y cuando no resulta, recurren al poder de fuego del imperialismo.
En definitiva, el Papa y Obama se encontraron para intentar recuperar el terreno perdido por la Iglesia Católica y por el imperialismo yanqui en su etapa de crisis que arrastra tras de sí al capitalismo mundial. Buscan recuperar la simpatía y el apoyo de millones de personas que cuestionan el rol del Vaticano y de Estados Unidos en la escena mundial.
Aunque Francisco y Obama adquieran un discurso orientado a lo social y a las libertades, son los principales defensores del capitalismo a nivel mundial. Con las palabras o con las armas, cuando las papas queman siempre están del lado de los ricos y los poderosos defendiendo los intereses de los que mandan. Por eso no se puede esperar nada de ellos, ni de sus mentiras sobre la posibilidad de lograr un capitalismo humanizado. La única salida para las grandes mayorías es el socialismo con democracia y que gobiernen los trabajadores y el pueblo.