La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, está aplicando un brutal ajuste para favorecer a los grandes bancos y fondos de inversión. Devaluación del real, aumento histórico del dólar, recortes sociales y del gasto público, más impuestos, déficit fiscal y privatizaciones; son algunas de las medidas tomadas por el gobierno.
Las consecuencias recaen sobre las espaldas de los trabajadores y el pueblo: recesión, más inflación, desempleo y pérdida del poder adquisitivo salarial.
El panorama se completa con el escándalo de corrupción en Petrobras, que envuelve a empresarios, políticos del PT y partidos aliados.
Cabe una reflexión. Desde el 2008, cuando entró en crisis Estados Unidos, economistas y políticos burgueses nos querían hacer creer que Brasil sería uno de los salvadores de la economía capitalista mundial. Los resultados están a la vista.

Un trío que se complicó

Los destinos de China, Brasil y Argentina están entrelazados. China es el principal socio comercial de Brasil y el segundo de la Argentina. Y Brasil es el principal socio comercial de la Argentina. Por lo tanto, la devaluación China es negativa tanto para Brasil como para Argentina.
¿Cómo afectará el desplome financiero chino en el precio de la soja que compra a Argentina? ¿Y en los productos que entran al país? Sabiendo que la mitad de las exportaciones industriales argentinas van a Brasil ¿Cuándo y cuánto reducirán la importación automotriz, de químicos y plásticos?
Más allá de los interrogantes a futuro, la situación financiera Argentina ya es mala. Por eso, el gobierno actuó sobre el Fondo Común de Inversión y siguió pidiéndole créditos a China para sostener las reservas del Banco Central y garantizar el pago a los acreedores internacionales.

Ya hay síntomas de contagio

Cuando Brasil estornuda, Argentina se resfría. Ya se ven los primeros síntomas en las suspensiones y despidos de la industria automotriz.
El gran miedo de los K es que el contagio fuerte llegue en el tramo final del mandato de Cristina y de la campaña de Scioli. En esa transición, un pico de crisis sería un golpe durísimo para el FPV y el PJ.
Scioli, Macri y Massa también están preocupados…por ganar votos, camuflando que ajuste y devaluación son medidas que tienen en carpeta. Mienten y esconden más que en un partido de truco.
Ante la devaluación en Brasil ya hay argentinos eligiendo playa para sus vacaciones en ese país. Pero también hay preocupación. Muchos se preguntan ¿Cuándo devaluarán, en el verano o más adelante? Dando por hecho que viene fea la mano.
Pase lo que pase, hay algo seguro: sí hay ajuste habrá luchas de los trabajadores y el pueblo. Esta es la perspectiva para la que hay que prepararse desde ahora.

Medidas para otro modelo económico

Aunque pasó el eclipse, los poderosos quieren que sigamos mirando la luna. No hay que darles el gusto. Gane quien gane del FPV, del PRO o de las variantes recicladas del PJ y la UCR, gobernará para los grandes empresarios. Entre ellos no hay mal menor. Todos son candidatos del ajuste.
Para que la crisis la paguen los de arriba hay que tomar medidas inmediatas como: prohibir las suspensiones y despidos (ver nota arriba), terminar con el trabajo precarizado y en negro, parar la inflación, aumentar los salarios y los planes sociales.
Y tenemos que empezar a transitar el camino de un modelo económico opuesto al de los capitalistas. Para favorecer a las grandes mayorías hay que tomar grandes decisiones: dejar de pagar la deuda externa y con ese dinero aumentar los presupuestos para salud, vivienda y educación pública, nacionalizar la banca y el comercio exterior, estatizar las empresas privatizadas poniéndolas bajo control de trabajadores y usuarios, cobrar impuestos progresivos a las grandes riquezas, crear trabajo digno y castigar a los corruptos. Para dar esta pelea junto a los trabajadores construimos el MST e impulsamos una Nueva Izquierda.

                         Rubén Tzanoff