Quedan menos de 20 días para las elecciones. El sciolismo intenta ocultar su verdadera cara y está lanzado a la cruzada por evitar la segunda vuelta, Macri trastabilló con Niembro e intenta rehacerse, Massa aprovecha y quiere subir al 2º puesto. Stolbizer a duras penas trata de crecer un punto más. El FIT no hace una campaña ni unitaria entre sus fuerzas ni menos aún abierta a otros sectores, así se dificulta el llegar con fuerza sobre millones ¿Cuáles serán las consecuencias de la cerrazón del FIT?
La primera experiencia de «Argentina debate» dejó ver diversos aspectos políticos de la campaña presidencial. En primer lugar, Scioli se negó a debatir amparado en encuestas que lo muestran primero. El kirchenrismo sciolizado hasta la médula, hizo gala así de los peores vicios de la vieja política y del cálculo electoral, por encima de la necesidad democrática básica de permitir que la población pueda ver un debate de todos los candidatos, más allá de los límites del formato, que no permitía ni repreguntas ni cruces reales entre candidatos.
Por otra parte, Macri y Massa aceptaron debatir esencialmente porque corren de atrás, ya que al igual que Scioli, sus campañas están signadas por promesas electorales y disimulo del verdadero ajuste que aplicarían si les tocara ganar. Escucharlo a Macri proponer con evidente hipocresía «pobreza cero» o «millones de viviendas» es una muestra cabal que en el manual de la política tradicional, está permitido decir cualquier cosa. Lo mismo vale para Massa y sus propuestas de gobierno, bien ligadas a corporaciones, grandes empresarios, políticos tradicionales y mano dura.
La centroizquierda no kirchnerista no es salida
Desde otro lugar, Stolbizer pasó el debate y toda su campaña, con el peso a cuestas del fracaso de la centroizquierda no kirchnerista. Por eso, más allá de que quiera hacer uso de un perfil honesto a nivel individual, no resiste dos planteos políticos básicos. Primero, si se dice distinta y progresista; ¿Por qué su fuerza en diez provincias va aliada al macrismo y a la vieja UCR? Evidentemente, algo los une. Y en segundo lugar; ¿Porqué no propone ninguna medida de fondo para cortar la corrupción de grandes corporaciones y del poder político asociado a las mismas? Stolbizer no es salida, porque sólo tiene tibias y equivocadas medidas. La verdad, es que sólo cortando esa asociación ilícita capitalista, mediante la prohibición de la megaminería contaminante, poniendo el petróleo en manos públicas y bajo control social, expropiando toda empresa que cierre, despida o suspenda, investigando y dejando de pagar la deuda externa, nacionalizando la banca y el comercio, liquidando los privilegios políticos en materia de sueldos y haciendo que todo cargo político sea revocable, entre otras medidas, es como se puede terminar con las prácticas corruptas, que no son un problema individual sino estructural y sistémico.
Nuestro voto crítico al FIT, que profundiza su equivocado camino
Desde la izquierda, el FIT es quien tenía la responsabilidad de asumir un papel abierto y coordinador, para enfrentar en mejores condiciones al resto de candidatos patronales. Lamentablemente, desde las PASO hasta hoy, no ha provocado ningún cambio positivo ni cualitativo, ni hacia otras fuerzas populares y de izquierda ni hacia millones de trabajadores. Ha decidido, muy equivocadamente, seguir por el mismo andarivel de la auto-reafirmación, sumando tristemente una pelea callejera de afiches entre sus propios partidos, que se tapan mutuamente.
Siendo la única candidatura de izquierda, el FIT pudo elegir un camino que de verdad fuera revolucionario; convocar ampliamente a todas las fuerzas y a la militan-cia a ser parte de una campaña común, integrar distintas opiniones y corrientes, contener en la campaña más ideas y sectores de izquierda y progresistas; es decir mostrar con hechos concretos que quiere representar a millones. Nada de esto hizo. A menos de 20 días de las elecciones, esta política ni siquiera se le pasó por la cabeza. Mostrando los límites insalvables del sectarismo, que no llega siquiera a darse cuenta, de sus propias limitaciones.
Por eso, en «Argentina debate», Del Caño navegó sin brillo y con algunas propuestas correctas, pero sin fuerza ni dinamismo, cosa que sólo puede lograrse haciendo un gran llamado amplio y convergente a todas las fuerzas de izquierda y populares. Millones lo estaban mirando, tuvo esa oportunidad y la perdió, porque no cree en esa necesidad ni en la posibilidad de dar un salto verdadero hacia adelante, que coloque a la izquierda como alternativa.
25 de octubre y después…
Desde el MST-Nueva Izquierda ni bien pasaron las PASO, decidimos colectivamente darle un voto crítico al FIT. Votarlos por ser la única candidatura de izquierda, y mantener a la vez nuestra crítica a su proyecto limitado y electoralista. La campaña actual no hace más que reafirmar y profundizar nuestra crítica. Basta como ejemplo, que nuestro partido, siendo una fuerza nacional de las más extendidas de la izquierda, estuvo a disposición de sumarse de alguna manera a la campaña del FIT. Y aunque públicamente decidimos votarlos, jamás ninguna fuerza del FIT nos hizo propuesta alguna. Al límite de la irracionalidad, el FIT no toma para sí, ni la fuerza de los partidos o corrientes que de alguna manera hoy lo apoyan. Es sencillamente un crimen político.
Basta saber de acá al 25 de octubre qué resultado tendrá el FIT. Podrá o no colocar algún nuevo diputado, la realidad lo dirá. Pero ya no puede ser este un objetivo en sí mismo, sobre todo porque desde 1989 en la izquierda hemos tenido representación parlamentaria. Lo nuevo y cualitativo sería comenzar a despuntar desde la izquierda como alternativa visible para millones. Eso no lo ha logrado el FIT en esta campaña, producto de su propia y equivocada política. Ya no hay manera de revertir el hecho de que alrededor del 97% de la población no está considerando apoyar al FIT. Tras los resultados, se abrirá otro momento en el país y este debate al interior de la izquierda y el verdadero progresismo, será imprescindible retomarlo profunda y fraternalmente, entre quienes de verdad queramos construir una izquierda fuerte, anticapi-talista y lo suficientemente unitaria para ser opción de verdad.
Sergio García