Una ola de polarización. El pasado 25 de octubre la gran mayoría de la población optó entre Scioli, Macri y Massa. Y ahora, en la previa del balotaje, se ve venir un tsunami que presiona a decidir entre Scioli o Macri. Como si no existiera otra opción para los que no comparten la política de ninguno de los dos.
Los unos y los otros. Hay quienes quieren aliarse con quien sea y votar a Macri para “terminar con la soberbia y el mal gobierno de Cristina de una vez por todas”, incluso teniendo desconfianza en el PRO. En las antípodas están los que llaman a votar a Scioli (a quien hasta hace poco tiempo defenestraban) y dejan de lado diferencias con el objetivo supremo de “defender el proyecto nacional y popular y no volver a los ‘90”. No compartimos ninguna de estas visiones.
Ventanilla equivocada. Minoritariamente, hay quienes cargan las tintas sobre la izquierda diciendo “llamen a votar a Scioli, si no van a ser cómplices de que Macri sea presidente”. Algunos lo hacen desde el justo odio político que le tienen al macrismo y que compartimos. Otros, a partir de las campañas mentirosas montadas por los aparatos y punteros del FPV. Lo cierto es que desde la izquierda siempre apoyamos la organización y la lucha contra el macrismo. También contra el gobierno nacional y sus socios provinciales.
Distintas opiniones en la mesa. Aún sin compartir la posición de quiénes optan por Scioli o Macri, somos respetuosos de las distintas posiciones en danza, sobre todo las que surgen de compañeros que son honestos luchadores. Parte de ese respeto es decir la verdad sobre lo que opinamos. Y en el escenario de polarización extrema que se avecina, tenemos una posición clara: vamos a votar en blanco. Y daremos nuestra opinión ante algunos interrogantes que se plantean en la calle.
¿Existe el mal menor? Decían que Menem sería mejor que Alfonsín. De la Rúa mejor que Menem. Duhalde mejor que De la Rúa. Los Kirchner mejor que Duhalde y ahora Scioli mejor que Macri. Siempre el mismo verso. Y los de abajo estamos cada vez peor. No te dejes engañar por lo que dicen en los debates, ni por los maquillajes de ocasión. Con los candidatos patronales no hay mal menor. Todos son mal mayor.
¿Son distintos? Los une un vínculo de origen: son y se reconocen orgullosamente hijos políticos de Menem. Ambos gobiernan para las corporaciones, los empresarios y el imperialismo. Privilegian las ganancias de los patrones sobre el salario de los trabajadores. Hicieron reprimir protestas y perseguir luchadores. No priorizan la salud, ni la educación pública. Tampoco la creación de trabajo digno, ni la construcción de viviendas populares. Nunca se preocuparon por parar la contaminación, ni la megaminería. Tampoco por frenar la violencia de género. Lo dijimos antes, lo repetimos ahora: son lo mismo.
¿Honestos o corruptos? El PRO tiene a Niembro y un candidato a presidente con más de 200 causas judiciales. El FPV tiene una familia sospechada en el poder, a Lázaro Báez, Aníbal Fernández y Boudou y a Jaime procesado por corrupto y responsable de vidas que se perdieron. Además de otros tantos mafiosos ubicados en el gobierno nacional, en los provinciales y en las cúpulas sindicales. Todos quieren pagar la fraudulenta e ilegítima deuda externa. Aceptan coimas de los empresarios. Lucran con las necesidades de los más humildes. La corrupción está enquistada en unos y en otros.
¿Nacional y popular o neoliberal? Los dos son enemigos de las luchas y los reclamos. Sólo se pelean por definir quién sostiene el modelo capitalista de hambre, entrega y saqueo en las mejores condiciones posibles. Aunque embellezcan sus discursos, tanto Scioli como Macri tienen en carpeta el ajuste y la devaluación. Gane quien gane será “Volver al futuro menemista”. Intentarán que la crisis la paguen los trabajadores y el pueblo. Un signo distintivo de los gobiernos antipopulares.
¿Hacerle el juego a la derecha? Quieren imponer que votar en blanco es hacerle el juego a la derecha. Es una gran mentira. Lo cierto es que sí Macri y Vidal avanzan no es por responsabilidad de la izquierda que siempre los combatió. Es por los desastres de los K en el poder. Y porque en vez de enfrentarlos siempre pactaron con ellos dándoles mano libre para gobernar en la CABA. Esta es la responsabilidad que los dirigentes K quieren esconder a toda costa.
El tercero en discordia. Animate a romper el círculo vicioso que se inicia al “votar con la nariz tapada” “tragarse el sapo” o “votar por lealtad” y se cierra cuando te traicionan. En esta elección no hay dos opciones, sino tres. Votar en blanco no es “lavarse las manos” ni “hacerle el juego a la derecha”. Por el contrario, es reafirmar el compromiso de oposición consecuente que asumimos cada día en las fábricas, los colegios, los hospitales y los barrios humildes. Desde el MST – Nueva Izquierda no vamos a avalar con el voto a los que desde el gobierno, seguirán siendo verdugos de los trabajadores y el pueblo. Más adelante la realidad dirá quién tuvo razón.
Sea como sea, seguiremos impulsando la lucha unitaria de los de abajo y la construcción de una alternativa política amplia y de izquierda, para disputar con fuerza contra los que nos quieren hundir.