No hay día que no se produzca un enfrentamiento en los territorios de la Palestina ocupada por el sionismo. A veces son cientos de jóvenes, otras veces ataques individuales que son parte indisoluble del levantamiento de la juventud palestina contra las tropas de ocupación. Algunos ya lo llaman la tercera Intifada o la Intifada de los cuchillos, en alusión a los ataques contra soldados o colonos fascistas.
El 31 de julio pasado un ataque con bombas molotov a una vivienda palestina causó las muertes de un niño de 18 meses y sus padres. Desde entonces la ola de enfrentamientos no ha parado de crecer. Del primero de octubre a la fecha se registran las muertes de 52 palestinos y 10 israeíes y 1.400 heridos por balas de goma, gases lacrimógenos o directamente munición de plomo.
Para intentar frenar la escalada han viajado a la región el Secr. Gral. de la ONU Ban Qui-Moon y el Secr. de Estado de EE.UU. John Kerry. Este último ha logrado un compromiso para establecer una vigilancia conjunta de Israel y Jordania sobre la mezquita de Al Aqsa, ubicada en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén Este. El intento del gobierno israelí de intentar restringir el acceso de los palestinos a este lugar sagrado había provocado una de las escaladas más fuertes del actual conflicto.
Todo indica que estos «esfuerzos» caerán en saco roto, porque el levantamiento de la juventud palestina tiene sus raíces en una situación cada vez más grave tanto en Gaza como en Cisjordania, que es donde se han producido la mayoría de los choques.
Un genocidio en cámara lenta
Gaza es una tierra arrasada por la última invasión sionista que cobró la vida de 2.000 palestinos y dejó destruida su economía. En Cisjordania el 40% de los jóvenes no tiene trabajo. Ya no son necesarios como mano de obra barata en Israel, que desde la década del 90 utiliza la inmigración de la ex URSS, África y Asia. Además, la agricultura de olivos está en crisis, ya que las colonias ilegales e Israel utilizan el 80% del agua disponible.
La política israelí, lejos de respetar los acuerdos de Oslo(1), es de ocupación y robo de las tierras destinadas a los pales-tinos mediante la expansión de las colonias ilegales. Es una política dirigida directamente al exterminio y la expulsión del pueblo palestino que algunos han llamado de genocidio en cámara lenta.
La persecusión a niños y jóvenes palestinos para que sus padres decidan emigrar, la destrucción de las casas de pales-tinos involucrados en algún enfrentamiento, la política de odio y genocidio implantada en vastos sectores de la comunidad sionista y las declaraciones del Primer Ministro israelí Benjamín Netan-yahu señalando que fue un jeque palestino el que aconsejó a Hitler el genocidio del holocausto judío, son expresiones de esta política.
Los jóvenes se rebelan
La primera Intifada comenzó en 1987 y terminó en 1993 con la firma de los acuerdos de Oslo y la creación del proto-Estado de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). La segunda, mucho más violenta, comenzó en 2000 con la irrupción del dirigente israelí Ariel Sharon y sus fuerzas de choque en la Explanada de las Mezquitas. Terminó en 2005 con la expulsión de Yasir Arafat, el histórico líder de la Org. para la Liberación de Palestina, y dejó más de 5.500 palestinos y 1.000 israelíes muertos.
El actual levantamiento amenaza ser aún más violento. Tiene una característica distinta a los anteriores que aterra al gobierno israelí y también a las direcciones palestinas que como la ANP son responsables de las derrotas sufridas en los últimos años: no tiene dirección política reconocida. Tiene un alto grado de espontaneidad, no lo controla la ANP en Cisjordania, ni el partido islámico Hamas que domina en Gaza. Al contrario, se ven jóvenes que poseen distintivos de distintos sectores actuando y coordinando acciones juntos.
La primavera palestina
Este nuevo levantamiento se da luego del inicio de la llamada Primavera Árabe, que pese a las derrotas que siguieron a la fuerza de su irrupción inicial, está lejos de haber desaparecido. Al contrario, la lucha de los palestinos refleja un resurgimiento de la pelea de las nacionalidades oprimidas, que tiene en la lucha del pueblo kurdo otra importante expresión en la región.
A su vez, el gendarme sionista tiene muchos problemas justamente por este cuadro político. Aunque sus métodos son cada vez más feroces y reaccionarios, su aislamiento internacional es cada vez más grande. Sigue siendo un enclave al servicio de los intereses del imperialismo en Medio Oriente, pero el ascenso de la lucha de los pueblos de la región ha llevado a EE.UU. y la U.E. a pactar con el otrora «imperio del mal» iraní para intentar contener la situación.
La clase dirigente sionista ha perdido mucho prestigio desde la última matanza en Gaza y es vista por los pueblos del mundo como lo que es, una casta asesina del pueblo árabe. Por esto no puede entenderse el apartheid palestino sin la complicidad completa de las «democracias» europeas y yanki.
Más que nunca urge la solidaridad de los pueblos del mundo con la heroica lucha del pueblo palestino, en defensa de sus derechos nacionales que sólo serán satisfechos con una Palestina libre, laica y no racista, donde árabes y judíos puedan convivir en paz, una vez liquidado el Estado gendarme sionista.
Gustavo Giménez
(1) Determinaron la creación de dos estados, el de Palestina en los territorios de Cisjordania y Gaza, y el de Israel en el resto del territorio de la histórica palestina.