“Córdoba fue la ola imparable para el cambio”, “Sin Córdoba esto no habría existido”… estas frases de Mauricio Macri demuestran la importancia del voto cordobés para el triunfo nacional de Cambiemos.
El líder del PRO intentó así homogeneizar un caudal de votos diverso e influido mayoritariamente en el rechazo al gobierno nacional, más que en un apoyo a sus políticas. La esencia de este voto castigo quedó evidenciada en los flacos festejos macristas en el centro cordobés.
Los días posteriores a la elección todos intentaron vincularse de alguna manera al triunfo macrista. Pero lo cierto es que ni Mestre, ni De la Sota, ni Schiaretti tienen algo que ver con ese 70% que le volvió la espalda al gobierno nacional. Macri festeja, pero está claro que la máxima garante de este aluvión fue Cristina Fernández que en estos 8 años, transformó a Córdoba en la más anti K de las provincias argentinas.
¿Córdoba se derechizó?
Echarle la culpa a la gente es siempre el atajo menos doloroso por el que el progresismo suele escaparse de situaciones como éstas, donde cae producto de sus teorías posibilistas del mal menor.
Lo cierto es que los sectores que más se derechizaron en este tiempo fueron justamente los que levantaron la candidatura de Daniel Scioli. El propio Frente para la Victoria fue el que le propuso a la delasotista Unión por Córdoba conformar un interbloque para trabajar juntos en la legislatura de Córdoba. Fue también el kirchnerismo quien, al igual que el macrismo, aprobaron el presupuesto 2016 presentado por De la Sota, el cual rechacé. Y para saldar las dudas de los más incrédulos, fueron también los partidarios del gobierno nacional los que definieron no participar de la novena Marcha de la gorra y hasta se rumorea que sus diputados planean aprobar el nuevo Código de faltas del PJ provincial.
Luego de este derrape, echarle la culpa al electorado no sólo es equivocado, sino ridículo.
A la derecha no la votamos: la enfrentamos
De la Sota y Mestre han centrado los últimos días de sus gestiones en la imposición de medidas de ajuste y ataque a los sectores populares. Impuestazos, golpes al salario de los estatales y boletazos, son algunas de las medidas que se apresuran a aprobar con el apoyo de sectores de la oposición.
La lucha de los trabajadores municipales paraliza la administración, enfrentan los intentos privatizadores de crear el Ente de Servicios y Obras Públicas más grande del país. Una verdadera caja negra de $5.000 millones que quedaría a merced de los corruptos funcionarios radicales.
Desde nuestra banca hemos enfrentado cada uno de estos ataques. Acompañamos a los trabajadores municipales en las calles, nos opusimos en la legislatura al proyecto de presupuesto de De la Sota, presentamos un amparo contra el aumento del boleto y nos movilizamos junto a decenas de usuarios del transporte para exigirle a la justicia que frene el aumento que llevó el pasaje urbano a $9,15.
Estos planes son impulsados por los dos sectores que se enfrentaron en el balotaje, demostrando que más allá de los diferentes estilos, acuerdan en ajustar a los de abajo como fórmula para salvar a los sectores más encumbrados de la provincia.
Luciana Echevarría – Legisladora