No hizo falta que pasaran muchos días para que los «soldados de Cristina» comenzaran el éxodo lento pero sostenido hacia el nuevo PJ. La propia jura de Macri encontró un nutrido grupo de legisladores desoyendo el mandato de la ex jefa. Lo mismo hicieron la mayor parte de los gobernadores.
Queda sólo el recuerdo de esos monumentales aparatos que en el siglo pasado controlaban de punta a punta y, fundamentalmente, en base al convencimiento, a millones de trabajadores. La pretendida «lealtad» se fue volviendo mucho más pragmática y ahora los dirigentes del PJ y la UCR son leales a sus privilegios, sus cargos y su mundo de negocios y corruptelas. Gobierne Macri o Cristina, lo importante es colocarse.
De lado dejan a los miles que se ilusionaron con el progresismo, los que batallaron contra Macri y se encontraron con un Scioli encolumnado al día siguiente «ayudando» al nuevo presidente a aplicar el ajuste.
Piensan en la reestructuración del PJ como herramienta de poder de un sector de la burguesía. Confiar en que estos profesionales de la política, empleados del gran capital y las transnacionales puedan dirigir algún rumbo progresivo contra Macri es cerrar los ojos a la experiencia de los últimos años. Si confiaste en el kirchnerismo e hiciste campaña contra Macri, si querés un país diferente, con más derechos y sin ajuste, la salida es por izquierda.
El ciclo del kirchnerismo se fue agotando al calor del ingreso de la crisis internacional en nuestro continente, no como un efecto objetivo e inevitable, sino como la confirmación de que las medias tintas en lo económico conducen en una única dirección, para atrás.
Cuando hubo cierto excedente, la «redistribución» se centró en el consumo. La crisis económica planteo la necesidad (y la oportunidad) de superar ese esquema, pero el gobierno no quiso tomar ese camino y eligió volver atrás. Al fin y al cabo, la ruptura con el capitalismo era la ruptura con su razón de ser y desde siempre dejaron en claro que ellos eran «pagadores seriales» y habían logrado que los empresarios «la juntaran en pala».
El proyecto de Macri buscará, sin dudas, consolidar esa vuelta atrás. Como siempre sucede cuando hay una crisis, el debate fundamental es quién debe pagarla. Los anuncios de austeridad, recorte del gasto público y devaluación tienen un claro sector perjudicado: el pueblo que vive de su trabajo.
Los que pretendemos construir una representación política de este sector social tenemos entonces que encarar los debates que nos permitan resolver la tarea fundamental e irresuelta hasta ahora: la construcción de una alternativa para dejar de delegar en los partidos de los patrones el gobierno de nuestros destinos.
Sin dudas nuevos sectores tomarán el camino de resistir en las calles y los lugares de trabajo y estudio la política de ajuste del nuevo gobierno. La unidad de acción en esos terrenos va a ser fundamental para obtener victorias. Actuar sin sectarismos pero con firmeza puede permitir que lo que antes nos dividía ahora nos una.
Pero no alcanza con luchar juntos, aunque es un paso fundamental. Necesitamos debatir cómo vamos a superar la dispersión de la izquierda y los sectores populares para poner en pie una alternativa que dispute por una verdadera salida anticapitalista.
Martín Carcione y Guillermo Pacagnini
