Los trabajadores de la empresa Rasic – Cresta Roja, vienen luchando en defensa de sus 5000 puestos de trabajo, frente a la irresponsabilidad de la patronal y la falta de respuesta del gobierno saliente y del nuevo. Ninguno garatiza la continuidad de los puestos de trabajo y la tranquilidad de tantas familias. En los últimos días se ha agravado el conflicto debido a que la empresa no depositó la última quincena que se tendría que haber cobrado el día 5/12.
Decidiendo en asamblea, se realizaron cortes prolongados en la autopista Richeri, ruta 205, cortes de la 9 de julio y marcha al Ministerio de Trabajo exigiendo la solución al conflicto, no sólo con el pago de la quincena adeudada, sino con la continuidad de los puestos de trabajo.
La empresa es la segunda avícola más importante, pero pretende reducir costos y aumentar ganancias, despidiendo al 30 % de los trabajadores y reducirle el 30% del sueldo al resto. Es lamentable el rol que viene jugando el sindicato de la alimentación (STIA), que lejos de ponerse a la cabeza se lava las manos, recomendando “buscar changas hasta que se resuelva el conflicto”.
Desde el MST venimos participando y acompañando las acciones de los trabajadores y sus familias, ayudando en la difusión. Una delegación de trabajadores estuvo en nuestro acto de la Regional Sur y aportamos a su fondo de lucha, como otra forma de colaborar para que ganen. Como bien dice el delegado Salas: “Tenemos salarios adeudados, se acercan las fiestas y los compañeros no tienen plata para leche, pañales o medicamentos, por eso la situación se tornó más que crítica y necesitamos que el estado se haga cargo de nuestros salarios porque de haber una reactivación se tardaría entre 60 y 90 días reactivar las plantas”. Por eso desde el MST exigimos que el gobierno se haga cargo ya mismo del pago del salario y ante la desidia de la patronal que se estatice la empresa bajo control de sus trabajadores, garantizando la compra de su producción para consumo popular.
Si ganan los trabajadores de Cresta Roja, ganamos todos los trabajadores.
Nahuel Orellana y Carlos Sacarelo