Los aumentos generalizados y constantes están dejando por el piso el ingreso de los trabajadores y el pueblo. Proponemos medidas para que la crisis la paguen los capitalistas.
¿Te acordás cuándo fue la última vez que llenaste el changuito? ¿Viste que con la misma plata ponés cada vez menos comida en la bolsa? ¿Cómo hacés con el asado? Con lo que vale el kilo de carne, usar la parrilla se está transformando en un pequeño lujo. Encima, a la vuelta de las vacaciones vas a tener que comprar útiles para los chicos y según las primeras estimaciones los precios aumentaron el 40% en relación al año pasado. Con una devaluación de más del 30% y los precios por las nubes, se hace cada vez más difícil parar la olla.
Nos meten la mano en el bolsillo
Las consultoras privadas y del gobierno de la CABA evaluaron que en diciembre el Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue casi del 4%, el más alto en los últimos cuatro años. Los productos que componen la lista de Precios Cuidados aumentaron un 5% de promedio. La nafta trepó un 6%.
Y se viene un brutal tarifazo en la facturación de la luz, que será reajustable cada seis meses de acuerdo a la inflación y pasará a pagarse mensualmente. El director ejecutivo de la Federación de Supermercados y Asociaciones Chinas de Argentina, Miguel Ángel Calvete, ya advirtió que los aumentos en las tarifas “pueden trasladarse a los precios de los alimentos”.
Hay fuentes como el Observatorio de Datos Económicos y Sociales, que mide una inflación acumulada en los últimos tres años superior al 90% (27% en 2013, de 35% en 2014 y de 29% en 2015). Más allá de los números de los economistas, se siente que se viene una difícil.
No es casualidad que la nueva gestión del INDEC siga sin brindar cifras oficiales. Durante años los K trucharon los números. Con el macrismo sigue sin estadística. Según su directora técnica Graciela Bevacqua, pasarán ocho meses antes de contar con el IPC. Mientras se demora la aparición de datos reales, aumentan los precios y la pobreza.
Al mismo tiempo, los empresarios y las grandes cadenas de supermercados se llenan de plata. Durante los últimos días del gobierno de Cristina remarcaron los precios. En el primer mes de gobierno de Macri, continúan haciendo lo mismo. A los capitalistas no les importan las necesidades de las familias trabajadoras. Sólo quieren acrecentar sus ganancias.
Hay que tomar medidas contundentes
Según un estudio realizado por ATE, una familia tipo necesita ganar $15.677 para no caer en la pobreza. Así las cosas, las paritarias serán de vital importancia para equilibrar la economía de los trabajadores y el pueblo subiendo los salarios, las jubilaciones y los planes sociales en función de lo perdido.
El desastre económico que dejaron los K no se resolverá aplicando recetas macristas de ajuste antipopular, al estilo de las que aplicaba Menem en los ‘90. Es necesario que los efectos de la crisis no recaigan sobre las espaldas de los trabajadores, de los jubilados y los desocupados, que son los más afectados con el flagelo de la inflación.
Lejos de favorecer a los patrones y grandes comerciantes como hace el actual gobierno, hay que imponer medidas de emergencia al servicio de las mayorías populares.
La primera medida debe ser eliminar el IVA a los productos de la canasta familiar.
El Estado debe elaborar y hacer cumplir un listado de precios máximos, con la intervención de las asociaciones de consumidores y otras organizaciones sociales. Además, se debe aplicar la Ley de Abastecimiento a las grandes cadenas de producción y distribución alimenticia, con multas, expropiación y prisión para los que acaparen, desabastezcan o especulen.
También hay que cobrarle impuestos progresivos a las grandes ganancias y riquezas y tomar las medidas necesarias para que de una vez por todas, la crisis la paguen los capitalistas.
Rubén Tzanoff
