César Latorre. Delegado Gral. del Htal. Italiano
La pérdida del poder adquisitivo es escandalosa. Hoy mil pesos ya no son nada. El ajuste se está sintiendo tremendamente. A esta realidad, Moyano, Caló, Barrionuevo y compañía solo le dedicaron algunas frases tibias. Con diferentes estilos, todos utilizan el malestar que hay por abajo para negociar en mejores condiciones lo que les importa a ellos. A la hora de defender sus intereses, la burocracia pega con un solo puño: pero ese puño no va para arriba, viene para los de abajo.
Más allá de las diferencias que los llevaron a dividirse, los Gordos todos juntitos fueron a garantizarse el traspaso de la caja de las obras sociales y aceptaron dejar pasar el ajuste al conjunto de los trabajadores. Al salir de la reunión, todos contentos dijeron que había sido «positiva». Incluso algunos, como Barrionuevo, defendieron abiertamente la política macrista de despidos en el Estado.
Macri tranquilizó a «los muchachos» asegurándoles la plata de las obras sociales, unos 26 mil millones de pesos. A cambio les pidió prudencia, paciencia y tiempo… y la burocracia traidora le dio garantías: «Los dirigentes sabemos hasta dónde podemos apretar… No vamos a hacer nada que ponga en riesgo al gobierno y al país», le aseguraron. Nefasto.
¿Y las paritarias? Bien, gracias
Según los popes «no se habló de un porcentaje», tema central que todos los trabajadores necesitamos como el agua. Lo que sí pactaron con claridad es que los gremios pidan fragmentados y sin ninguna referencia porcentual. También la posibilidad de hacer una actualización salarial de seis meses, con la intención de sacarle presión al gobierno. Apuntan a no discutir más que algunas sumas de fin de año u otras salidas por el estilo para el segundo semestre.
¿Del impuesto al trabajo? Chaucha y palitos. Según trascendió de la reunión, Moyano le recordó a Macri que en la campaña había prometido eliminar el impuesto. Macri le explicó: «No me queda otra que ser gradualista con Ganancias porque la recaudación de impuestos ya no será la misma con la baja de retenciones al campo» Más claro, echale agua.
Macri le tiene terror al movimiento obrero, pero los burócratas sindicales lo dejaron más tranquilo. Lo de la burocracia no tiene nombre. La colaboración que le están brindando al régimen es inigualable. Son parte del establishment.
El gobierno de Macri está más que preocupado por el desarrollo de la respuesta obrera al ajuste. Oficialmente sus voceros lo reconocieron. Y esto tiene una gran razón: Macri es débil, su gobierno lo es, y donde se lo enfrenta consecuentemente se le puede ganar. Los petroleros del sur y los estatales de La Plata son dos de los ejemplos más recientes. Además, el movimiento obrero y de masas no viene de derrotas importantes.
La clave es lo que pase en las bases
En los lugares de trabajo hay una bronca tremenda. Ente mis compañeros del Hospital lo percibo claramente. Los trabajadores no nos vamos a bancar este pacto. Es por eso que tenemos que desarrollar desde abajo esta pelea, sin descartar que las burocracias tengan que reacomodarse y ponerse a la cabeza para que no se las corten. Por eso, además de denunciarlos y enfrentarlos, no debemos dejar de embretarlos. Sin darles ninguna confianza jamás, pero embretarlos hasta el final para avanzar en unir los conflictos.
Es fundamental que esto lo hagamos para desarrollar una nueva dirección del movimiento obrero, tan necesaria. Una nueva dirección que sostenga un modelo sindical opuesto al actual, donde se garanticen la independencia de la clase obrera del Estado, así como la democracia y la pluralidad. Desde la Corriente Sindical del MST y nuestras ubicaciones gremiales seguiremos haciendo todos los esfuerzos en este camino.