Te lo digo te lo canto: Monsanto se va o se va

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Mario Manscupio y Vicente Linares, Red Ecosocialista (Córdoba)

El jueves 11 de febrero sorpresivamente el grupo autodenominado “autoconvocados” decidió retirarse del bloqueo a la planta que Monsanto construía desde junio de 2012 en la localidad de Malvinas Argentinas – Córdoba. El hecho fue aprovechado por los medios hegemónicos y los gobiernos provincial y municipal, para presentarlo como el “el fin del bloqueo” y como una “ruptura del amplio arco de organizaciones que lo sostenían”. Lógicamente el hecho causó confusión en la población y abrió una serie de debates en el movimiento socioambiental sobre el momento por el que atraviesa el conflicto y el carácter del bloqueo.

¿Qué fue el bloqueo? Un poco de historia
El bloqueo permanente en la planta de Monsanto se inició la noche del  18 de septiembre de 2013, y se dio en el marco de innumerables acciones (entre ellas bloqueos parciales y cortes de ruta)  realizadas previamente por la asamblea y las organizaciones que participamos desde el inicio del conflicto poco más de un año antes. El objetivo claramente discutido por quienes lo iniciamos era obtener una respuesta por parte de la justicia, ante el amparo presentado por la asamblea para el cese inmediato de la construcción de la planta.
El  8 de enero de 2013, y después de haber resistido la represión del gobierno y de las patotas a sueldo de UOCRA, la justicia daba lugar al amparo impidiendo la construcción de la obra hasta que no sea aprobado el informe de impacto ambiental presentado por la empresa. Un mes más tarde la Secretaría de Ambiente rechazaba este informe obligando a Monsanto a volver a foja cero: un enorme triunfo del movimiento socioambiental.

Una orientación equivocada que terminó aislada
Sin dudas, el bloqueo se transformaba en un símbolo de la lucha que había logrado frenar a la multinacional, generando simpatía en el activismo. Se había cumplido el objetivo central del bloqueo y por ende cambiaba su carácter permanente,  pasando a ser un espacio desde donde se ejercería el resguardo de los dictámenes obtenidos contra la empresa, a través de guardias parciales por parte de las organizaciones que lo sosteníamos. El centro lo constituía ahora la presión y movilización contra los gobiernos para lograr la resolución definitiva.
El grupo de “autoconvocados” que se fue constituyendo semanas después de iniciada la medida,  pasó a considerar esa táctica correcta transitoria como un fin en sí mismo, apropiándose del espacio con sectarismo y autoproclamación rechazaron a organizaciones, personalidades y simpatizantes independientes de la causa siendo funcionales objetivamente al enemigo común: Monsanto. Dos años después, y producto del auto aislamiento este pequeño grupo, decide retirarse sin explicar por qué y difundiendo barbaridades en la prensa del sistema. Obviamente, cero autocrítica. Un balance contundente.

Hasta que se vayan los contaminadores
El pasado fin de semana el espacio se volvió a llenar de gente y organizaciones de diversa procedencia. Se acordó sostener al bloqueo abierto a todos los que quieran participar, y quedó planteada la discusión sobre la modalidad de esta nueva etapa. Mayoritariamente por ahora se evaluó como lo mejor sostener guardias rotativas hasta tanto se resuelva la salida definitiva de Monsanto. En ese camino estamos comprometidos, mientras desarrollamos la movilización en todas los frentes hasta lograr el objetivo final: que se vaya Monsanto.


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