Según él mismo, el presidente francés vino a la Argentina para ayudar al gobierno de Macri a “encontrar una solución en su gestión por deuda soberana”, abrir negociaciones para alcanzar un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, y colaborar con la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.
¿Qué quiere decir todo esto? El apoyo que ofrece Hollande para resolver el problema de la deuda es el mismo que le prestó al gobierno anterior. Así como ayudó a que CFK le pagara al Club de París quiere ayudar a que Macri le pague a los buitres. Y con un claro objetivo: “reintegrar a Argentina en la comunidad financiera internacional”. Palabras bonitas que no quieren decir otra cosa que volver a endeudarnos con los mismos estafadores.
El acuerdo de libre comercio al que aspiran es una versión europea del fracasado ALCA o el TPP que está tejiendo EEUU. Hollande no disimuló quiénes serían los beneficiarios de tal política: “Doscientos cincuenta empresas francesas están instaladas en Argentina, en todos los sectores estratégicos (…) En esta perspectiva, la búsqueda de un acuerdo comercial equilibrado y ambicioso entre la UE y el Mercosur es importante”.
Hollande también aclaró lo que implica la colaboración que ofrece contra el terrorismo y el narcotráfico. Aportarían con la “formación de la policía y de las autoridades judiciales, o el aporte de material de vigilancia”. El gobierno del protocolo antiprotestas recibiría instrucción y tecnología de vigilancia del gobierno que mantiene a toda Francia en un extendido estado de excepción contra los inmigrantes y las luchas populares.
En síntesis, detrás de las alusiones a la Ilustración francesa y el bicentenario de la independencia argentina, Hollande vino a discutir una hoja de ruta para profudizar el sometimiento al imperialismo.