Las movilizaciones del 24M en Buenos Aires y en todo el país tuvieron una masividad superior a otros años. Al 40º aniversario del golpe cívico-militar se sumaron dos hechos clave: Macri con su plan de ajuste y el rechazo que despertó la presencia de Obama.
Cientos de miles en todo el país. Es difícil calcular la magnitud de la presencia popular. Pero desde la capital federal hasta el pueblito más recóndito, miles y miles de personas de varias generaciones salimos a las calles con fervor y desbordamos las plazas.
Muchos organizados en sus espacios de militancia, otros de manera independiente, todos ratificamos con los pies, la cabeza y el corazón el recuerdo de los 30.000 compañeros y la vigencia del reclamo de Memoria, Verdad y Justicia. Con nutridas columnas, desde el MST fuimos parte activa de esa poderosa manifestación a nivel nacional y alzamos con emoción las pancartas con los rostros de nuestros más de cien compañeros del PST asesinados y desaparecidos.
Como ya lo hemos señalado, si en Plaza de Mayo y otras ciudades las marchas no tuvieron la unidad que hacía falta fue por la negativa sectaria de grupos K como La Cámpora y de sectores de izquierda como el FIT, que miran más al pasado que al presente y al futuro.
Memoria, contra el olvido
El gobierno macrista promueve la línea de «dar vuelta la página» o «cerrar las heridas». Tras esas frases tramposas esconde su verdadero objetivo: el olvido del genocidio y la reconciliación del pueblo que lo sufrió en carne propia con los victimarios que lo cometieron.
Antes hubo intentos similares, pero eran mucho más larvados. Hoy, al amparo del gobierno PRO, se reactivan los defensores de la pérfida teoría de los dos demonios. Por eso algunos diarios como La Nación editorializan en esa tónica y «periodistas» oficialistas plantean que haya nuevos organismos de derechos humanos o exigen autocríticas a organizaciones guerrilleras ya inexistentes.
Verdad, contra la mentira
Obama miente al hablar de guerra sucia: acá no hubo ninguna guerra, sino terrorismo de Estado. Su prólogo fue la banda de ultraderecha Triple A, bajo el gobierno de Perón e Isabel. Y luego, con apoyo yanqui y en el marco del Plan Cóndor, la dictadura usurpó el poder y secuestró, torturó y asesinó a miles de luchadores populares para imponer un plan económico de hambre y entrega.
Ninguna acción de organizaciones armadas, por más errada y criticable que haya sido, es comparable al terror planificado y sistemático que ejerció el aparato represivo e institucional del Estado. Por eso es tan burda la mentira de los dos demonios. Y por eso los delitos de lesa humanidad y el robo de bebés son imprescriptibles: deben ser juzgados y condenados así pasen los años.
Justicia, contra la impunidad
La lucha democrática de años por los derechos humanos derrotó todos los intentos gubernamentales de impunidad del genocidio y logró reabrir los juicios. Es el único caso en la historia mundial en que un genocidio es juzgado como tal por los tribunales del propio país. Hasta hoy tenemos 662 condenas a represores y otros 925 procesos abiertos.
No obstante, en los años de plomo funcionaron unos 600 centros clandestinos de detención. Eso da poco más de un condenado por centro: muy lejos de la represión que hubo. Y los cómplices civiles, empresarios, burócratas sindicales y miembros de la Iglesia, siguen casi todos impunes.
La reciente condena en Salta al ex dueño de la empresa La Veloz del Norte a doce años de prisión por el secuestro y tortura a un dirigente gremial confirma que es preciso avanzar en el juicio y castigo de todas esas complicidades.
Un colosal NO a Macri y Obama
Aparte de los 40 años, hoy Macri está aplicando un brutal ajuste con miles de despidos en el Estado y en el sector privado, tarifazos y bajos salarios, y encima justo en esta fecha tan sentida vino Obama, el jefe del imperio que ayer apoyó el golpe y que hoy procura reforzar la matriz de dependencia.
Obama desató una ola de servilismo oficial, en todo el establishment y de fascinación interesada de los grandes medios. Pero semejante presión no logró acallar el rechazo profundo de gran parte de la juventud y el pueblo trabajador.
Esa convicción popular fue varias veces visible. Obama y Macri fueron al Parque de la Memoria solos de toda soledad, ya que ninguna Madre ni Abuela quiso acompañarlos. El 23 fue la marcha de repudio ante La Rural. Y también se expresó en Bariloche y sobre todo en las marchas del 24 en todo el país, contra el amo yanqui y contra el plan macrista de ajuste, despidos, buitres y corporaciones.
Sin duda, la gran jornada que venimos de protagonizar el 24 de Marzo nos fortalece para las luchas que se vienen.