Entre los “regalitos” que nos dejó Obama está la empresa Uber. Para los tacheros sería competencia desleal, ya que habría conductores sin habilitación profesional para transportar pasajeros y con menor cobertura de seguros. Además, el mercado de taxis ya está saturado y en baja por la crisis económica. Para los usuarios tampoco el precio sería mucho más barato ni la seguridad mejor que la actual. Para colmo, con prepotencia patronal, Uber se lanzó al ruedo sin tener estar aún regulado legalmente el nuevo servicio. Así, solo cabe decir ¡fuera Uber!