En vísperas de otra oleada de despidos, nuevos tarifazos y puja salarial se multiplican los conflictos. Se necesita ampliar la unidad hacia un plan de lucha nacional.
El ministro Prat Gay, provocador serial de los trabajadores, volvió a abrir la boca: «Recién estamos acomodando la basura». Una unívoca señal de que el ajuste recién empieza. Esa es la verdadera lectura del «gradualismo». El 31 de marzo vencen miles de contratos que pueden transformarse en telegramas de despido. Ya van más de 100.000 cesantías en el Estado y en el sector privado. Casi sin respiro, cuando se empieza a sentir el tarifazo de la luz, se anuncian nuevas subas en el gas y el transporte. Y tanto Macri como las patronales siguen pulseando por encorsetar las paritarias con aumentos a la baja. Ello aumenta la bronca y la disposición a la lucha con diversidad de conflictos. Diez provincias con paros en la salud, ocho con los docentes en lucha, Tierra del Fuego incendiada (valga la redundancia) y otros provincialazos que se incuban, paritarias trabadas y paros de 48 horas de los estatales bonaerenses, acampe de los bancarios y se viene un paro de la CTERA. Sobran ingredientes para un paro nacional. Pero las peleas siguen dispersas por lugar y gremio. De esa forma podremos lograr triunfos parciales, pero no vamos a derrotar el ajuste. Para ello necesitamos desarrollar la mayor unidad de acción.
Urge convocar a un paro nacional
La clave del parazo y la masiva marcha estatal del 24 fue la unidad lograda entre diversos sectores de estatales y entre los que pertenecen a ambas CTA. Pero se necesita un mayor arco, con el sector privado y los movimientos sociales. Las CGT hablan de unidad entre ellas, pero para tener una mejor interlocución con Macri y no para la lucha y se ciñen sólo al tema de Ganancias. Necesitamos la pelea por un programa de emergencia más integral. Que plantee un aumento general de salarios, jubilaciones y planes sociales actualizados trimestralmente, anular el impuesto al salario así como también el IVA y proceder al control popular de precios para combatir la inflación, anular los tarifazos, dejar de pagar la deuda y establecer una reforma tributaria progresiva para que paguen más los que más tienen, entre otras medidas. Necesitamos la mayor unidad en la diversidad, para lograr una gran movilización nacional, sin sectarismos. Unidad con muchos con los que a lo mejor ayer no nos encontramos, pero hoy nos tenemos que juntar para enfrentar este brutal ajuste. Hay que prepararla desde abajo, en asambleas, plenarios abiertos y reuniones de activistas. Y a la vez, sin depositar la menor confianza, reclamarle a los dirigentes cegetistas la necesidad de convocar junto a las CTA y los movimientos sociales a un paro y un plan de lucha nacional para derrotar el ajuste.