La agenda ambiental del pro Fumigar y envenenar: esa es la consigna de Macri

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El subsecretario de Desarrollo Minero se llama Mario Capello. Nombrado por el ex- CEO de Shell, Aranguren, dió una definición de antología: “La minería produce cero contaminación”. ¿Y en el Ministerio de Agroindustria? Un cuadro de AAPRESID, Ignacio Garciarena, otro cultor de las frases categóricas: “Los que critican el agronegocio son eco-anarquistas”. Nuestra previsión de la dinámica, propuestas y orientación.

Queremos aprovechar este artículo para ubicar bien crudamente el panorama socioambiental que se perfila con el gobierno de Macri. Para ahorrarnos interpretaciones vamos a copiar y pegar algunas definiciones que son clarísimas:
*Mario Capello, alto funcionario del gabinete de Aranguren. Ingeniero en minas, ex diputado nacional por San Juan (UCR). Militante del extractivismo. Este picante cuadro de la megaminería, escribió en 2012: “La naciente minería metalífera argentina comenzó a ser atacada por la ignorancia política y por la demagogia hecha espada de ideologías apátridas. Y encontró un chivo expiatorio: se llama Ley de Protección de Glaciares”. Y sigue:”Los nuevos cipayos se camuflan en organizaciones cuyos nombres refieren al nuevo ‘Dios’ medioambiental. Son los demagogos de siempre a los que debemos desenmascarar”.
*Otro que recaló posiciones en el Estado es Aapresid, el “gremio” de los pooles transgénicos. Garciarena, uno de sus más conspicuos referentes, tiene ahora a cargo la cartera de Agroindustria. Repasemos algunas de sus más memorables sentencias:“Qué dañina es la sanata sin fundamento”, denunció en su cuenta de facebook ante los análisis que vinculaban agronegocio, desforestación e inundaciones a finales de 2016. La militancia socioambiental es “eco-anarquista” y los que cuestionamos el modelo extractivo somos “pseudo-ambientalistas”. Garciarena es un lobbysta con mayúscula del negocio transgénico. Ahora decide desde el Estado.
Un último dato de color. El nuevo director nacional del área de Biotecnología se llama Martín Lema. Esta joven “promesa”, figura entre los firmantes de un trabajo titulado “Desarrollo de construcción basada en criterios de evaluación de riesgo para cultivos (transgénicos)”. Un documento estratégico para la agroindustria. Este valioso aporte de Lema, se puede encontrar antes que en alguna biblioteca científica, en el sitio oficial de Monsanto, que lo divulga con orgullo. Lema, se supone, tiene que controlar a Monsanto. En fin, signos de una nueva etapa con el extractivismo tomando el Estado por asalto.

¿Y ahora quién podrá defendernos? Una orientación en defensa propia

Una reflexión necesaria, de honestidad intelectual: las corporaciones no se abrieron paso ahora, con Cambiemos. Estamos desde 1996 con “la soja al cuello” y el salto colonizador del territorio con el modelo transgénico se consolidó en la última década. No vamos a aburrir con cifras, en el archivo de este mismo quincenario, abundan. La megaminería creció de 2003 a 2015 el 1700 %. Chevron y el fracking son ingratas novedades del gobierno anterior. En materia de cementación urbana, hay grandes desarrolladores inmobiliarios cuyos nombres circularon en el entorno gubernamental anterior y en este: Elsztain y su grupo IRSA, sobresalen. Obviamente, con el PRO, directamente los cuadros gerenciales de varias corporaciones extractivas asumieron ministerios y ese no es un dato menor. Recrudece la ofensiva en una coyuntura dominada por la crisis capitalista y la necesidad de recomponer la tasa de rentabilidad. Eso tiene un andarivel que es más extracción a bajo costo de materias primas para contrarrestar la caída de la cuota global de ganancia. Esto supone más ofensiva depredatoria. Por eso, hay una primera tarea crucial: reorganizar la resistencia -que se multiplica lentamente- sobre la base de una amplísima unidad en la lucha, sin exclusiones, sobre la base de una única delimitación: estar contra el modelo extractivo ahora, más allá de diferencias pasadas. Proponemos entonces convocar a una Gran Encuentro / Foro socioambiental en defensa de los bienes comunes, para plantarnos con fuerza frente al saqueo y la depredación.

Nuestra agenda propositiva

Vamos a insistir otra vez. El modelo capitalista en su etapa actual es extractivista, es saqueador y contaminante. Incompatible con la vida social de la mayoría no-propietaria privada. Esta es una tesis clave ya que a partir de ahí nos definimos por una perspectiva de ruptura con el capitalismo, sin ninguna ilusión de reformas duraderas bajo la lógica actual. Somos categóricos: prohibir la megaminería, sí o sí. En todo caso habilitar formas de minería tradicional, previa consulta democrática a los pueblos implicados. Agronegocio y glifosato no: reforma agraria para garantizar la comida como derecho social, bajo el parámetro de la soberanía alimentaria. Otra matriz de energía, basada en renovables y limpias: eólica, solar, mareomotriz. Otro modelo de ciudad, no cementado, más verde. Esta es nuestra agenda socioambiental. Construimos una corriente nacional en las luchas y el debate de la ecología política, que es la Red Ecosocialista, una organización especial para intervenir en este sector. Pero lo nuestro no se limita a la lucha sectorial: la mayoría de nosotros nos proponemos contribuir a lograr cambios revolucionarios en toda la sociedad, con los trabajadores y trabajadoras, con la juventud, con los movimientos sociales. Y para eso hace falta un nuevo proyecto político, renovador, unitario y de izquierda. Por eso apuntalamos el desarrollo del MST en todo el país porque plantea banderas anticapitalistas, antipatriarcales y ecosocialistas. Ese es nuestro compromiso.

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