El golpe electoral de diciembre pasado tuvo en el PJ y el FPV un efecto centrífugo. Las facciones estallaron y desde entonces hasta hoy brotan «líneas internas». Sin duda el sector más golpeado fue el kirchnerismo, que pasó de una comandancia unipersonal a un largo degradé que va del kirchnerismo duro, cada vez más reducido, a los ex k que proliferan sin parar. Dos imágenes pueden ilustrarlo: la lista de unidad para la conducción pejotista donde no hay kirchneristas y la presentación de Cristina en Comodoro Py sin ningún referente del PJ, tema al que nos referiremos más adelante.
Para no dejar dudas de que el PJ es un aparato vertical, que acumula facciones que se unen o dividen según su conveniencia económica y territorial, se juntaron y enseguida resolvieron la interna. Lista de unidad liderada por Gioja (megaminero, señor feudal de San Juan e inoxidable que pasó por todos los «ismos»), Scioli, muchos intendentes, gobernadores, burócratas sindicales y el apoyo de caudillos antes díscolos, como los de La Pampa y San Luis. Bajo el lema formal «Cristina conducción» dejaron afuera a los K y crece la línea de recuperar a Massa, De la Sota y demás excluidos.
El camino de la reconversión pejotista incluye un aceitado apoyo a las principales medidas de ajuste del macrismo, la escandalosa entrega a los buitres en Diputados y Senadores (donde el FPV-PJ es clara mayoría), las votaciones del presupuesto macrista y hasta la solidaridad de Scioli para con el imputado Mauricio, presidente del país y de unas cuantas empresas en paraísos fiscales, como varios de sus ministros.
Sin demasiados reparos ni diferencias de facción, el PJ es la herramienta que sustenta y permite que gran parte de las políticas de ajuste de Macri no encuentre resistencia. Porque controla los gobiernos provinciales y las cámaras legislativas y no hace nada. Porque controla la mayor parte de las centrales y los sindicatos y frena y divide la lucha. Porque lejos de poder «transformarse desde adentro» como plantean algunos, el PJ es una estructura al servicio de las corporaciones nacionales y multinacionales: son ellas las que lo controlan y las que definen sus políticas. La mejor prueba de eso es que ni siquiera hacen una elección democrática de su conducción entre sus propios afiliados: rosca, acuerdo y a cobrar.
Macri avanza sin pausa con su plan de ajuste, entrega y corrupción. Esperar que una oposición consecuente venga del viejo PJ es una ilusión. Hace falta alzar la voz contra el gobierno y también contra todos los representantes de lo viejo. El PJ, la UCR y la centroizquierda de Stolbizer y Binner comparten el plan de Macri. Hay que construir algo nuevo con los que nunca gobernamos, los trabajadores, la juventud, los sectores populares. Apostar a una izquierda amplia y moderna, que no se quede repitiendo frases vacías mientras se preocupa más por diferenciarse del compañero que de construir unidad.
En cuanto a la «vuelta» de Cristina con su acto, si bien fue importante, las fotos aéreas muestran que reunió poco más de 15.000 personas, muy inferior al poder movilizador de antaño. El PJ le soltó la mano y también no pocos del FPV. Cristina aprovecha la hipocresía macrista para victimizarse y criticar al gobierno por el ajuste, los despidos y los tarifazos. De autocrítica, cero. Y su planteo de un «frente ciudadano» es oportunismo para reposicionarse, pero está muy lejos de las transformaciones de fondo antiimperialistas y anticapitalistas que hoy hacen falta ante la crisis global que vivimos.
Para pelear de verdad contra Macri y su ajuste, contra la burocracia sindical y las patronales, por todos los derechos sociales, por la independencia nacional y un país distinto, en el MST vas a encontrar una alternativa consecuente y no sectaria. Por eso creemos que el centro del debate debe estar colocado mirando al futuro y no al pasado. Vayamos juntos por una Argentina sin corporaciones ni saqueo, con trabajo, salud y educación, donde la prioridad sean los chicos, los jóvenes y los abuelos. Una Argentina para el pueblo que vive de su trabajo y no para los CEO’s del capital, las offshore y el ajuste.