Injustificados, inconsultos e inflacionarios. No a los tarifazos

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“De 350 pesos de luz que pagué el mes pasado, ahora me llegó una boleta de 1.272 pesos. El gobierno está totalmente loco. No sé cómo voy a hacer para vivir”. El comentario de una tía, mitad enojada, mitad desesperada, se repite de manera similar de un hogar a otro del país.
Los nuevos tarifazos que dispuso el gobierno son de terror (ver cuadro). Y más aún si miramos el porcentaje de aumento en los últimos años. Como bien lo señala el recurso de amparo que Alejandro Bodart y Vilma Ripoll presentaron el viernes 8 contra el boletazo de colectivos y trenes, “el boleto mínimo de colectivo que en enero de 2013 costaba 1.10 pesos se irá ahora a 6 pesos, acumulando así un exorbitante e injustificado 445% de aumento. No existe un solo índice público o privado, sea el INDEC, el IPC porteño o alguna consultora, que registre semejante aumento de los niveles inflacionarios”.
En el caso del subte, que a partir de mayo costará 7.50 pesos, desde el 2012 a la fecha ya acumula un 580% de incremento, mucho más que la inflación real.

Amparo de Bodart y Ripoll contra el boletazo

Con un escrito de 27 páginas, el pasado día 8 Bodart y Ripoll presentaron el amparo en Tribunales. La causa es la 22.003/16 y recayó en el Juzgado 9 del Contencioso Administrativo Federal, a cargo del juez Pablo Cayssials, quien hasta el martes 12 aún no dictaminó como debía.
Luego de la presentación, junto a numerosos militantes y con una SUBE gigante, ambos dirigentes del MST encabezaron un escrache al Ministerio de Transporte, que funciona en Hacienda, frente a la Rosada.
Bodart afirmó: “La justicia debería suspender este boletazo injustificado. El gobierno lo impuso sin audiencia pública previa para impedir que se expresen los usuarios y sin informar ni auditar a fondo las estructuras de costos reales de las empresas”.
Como la policía valló la calle Hipólito Yrigoyen, el acto se hizo a una cuadra de Hacienda. Bodart agregó: “Además le avisamos al gobierno, que se comprometió a permitir que las protestas puedan llegar ante los ministerios, que volveremos a ir al domicilio de los funcionarios”.
En el interior, referentes del MST también presentaron amparos o impulsaron protestas contra los aumentos tarifarios.

Servicio público versus negocio privado

El problema de fondo es que en el capitalismo los servicios públicos no están estructurados como un derecho social, sino como un negocio privado: unos pocos vivos, con subsidios del Estado, lucran con las necesidades básicas del pueblo.
En el caso de los colectivos, aparte de las transferencias para “inversiones” -que nunca hacen- las empresas reciben tres tipos de subsidios: 1. Sistema Integrado de Transporte Automotor (SISTAU), que es un porcentaje del impuesto al gasoil; 2. Régimen de Compensación Complementaria (RCC) y Compensación Complementaria Provincial (CCP), que son aportes del Tesoro; 3. El gasoil a menor precio, antes mediante un vale de compra y desde el 2011 en dinero.
Por esa maraña se van millones de pesos de las arcas públicas. En las Conclusiones de su último informe sobre la CNRT y los subsidios al transporte, de diciembre 2013, la Auditoría General de la Nación, lo confirma: “La combinación en el periodo auditado, de subsidios de una creciente significatividad económica respecto a los cuales no existe obligación de rendir cuentas y la verificación de debilidades de control tanto en el diseño como en su aplicación, suponen riesgos en el uso de fondos públicos que deben ser subsanados”.
En el subte pasa lo mismo con la concesionaria privada Metrovías, empresa del Grupo Roggio, cuyos costos fueron cuestionados por la Auditoría de la Ciudad.
Junto a enfrentar los tarifazos macristas, la solución definitiva es luchar por reestatizar la luz, el gas, el agua y el transporte con el control de comisiones de los trabajadores y usuarios del sector. Sólo así se evitará la corrupción y podremos tener servicios públicos eficientes, económicos y seguros.

Boletazo: las mentiras del gobierno

“En Buenos Aires es más barato”. Desde ya, en el interior los pasajes son caros. Pero en el Gran Buenos Aires, para ir a trabajar a Capital muchos deben tomar dos y hasta tres transportes. Y lo mismo para volver. Así, su gasto total es muy superior. Como además el costo de vida es más caro en Buenos Aires, es falsa la excusa de la supuesta “injusticia” porteña y del conurbano hacia las provincias.
“Vamos a bajar los subsidios”. El gobierno confunde y algunos creen que, al subir el pasaje, bajarán los subsidios al sector privado. No es así. Al anunciar este boletazo, el ministro Dietrich reafirmó que “se mantendrán y aumentarán los subsidios” al transporte, que estimó en unos $65.000 millones al año. Como los subsidios salen de los impuestos que pagamos todos, el boletazo es una doble estafa.
“La tarifa social es más amplia”. En términos relativos, ahora es algo menor. Pero entre los millones de usuarios, sus beneficiarios son minoría. Varios planes sociales no están incluidos. Y ante la miseria que son una Asignación Universal por Hijo a $ 900 o un plan Argentina Trabaja o Ellas Hacen a $ 2.600 al mes, pagar 3.15 pesos un bondi, hasta 1.80 el mínimo de tren y 4 el subte, sigue siendo caro.
“El transporte va a mejorar”. Otro verso. Si para Dietrich a nivel transporte de cargas el camión es “la columna vertebral” en vez del tren, a nivel urbano su plan es ampliar el metrobús en desmedro del subte y el tranvía. Como los colectivos son de empresas privadas y encima contaminan, la única “mejora” es para esos empresarios. Para los pasajeros y el ambiente, este modelo es pura pérdida.

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