Macri está en problemas. Su plan de ajuste está fogoneando una resistencia de los trabajadores y sectores populares cada vez más fuerte. Hasta importantes sectores medios que recurrieron a él como la opción posible para sacar a Cristina lo están abandonando. Pero huye hacia adelante. Su gobierno parece un crucero lleno de empresarios navegando velozmente hacia un iceberg, que cuando se prenden las luces de alerta, sigue a toda máquina.
Y cómo ejemplificar sino con la actitud del ministro ex-CEO de Shell, Aranguren, que después de la inflación, los tarifazos, despidos y recesión, anunció un aumento del 10 % en las naftas, medida que disparó todos los precios de nuevo. Y encima amenaza con otro aumento y dice sin sonrojarse que al que le parezca caro el precio que no consuma.
La ofensiva macrista que en cuatro meses arrasó con el poder adquisitivo de millones de argentinos no es producto de que no tenga un plan claro para salir de la crisis, como dice la falsa oposición de Massa o Scioli. Al contrario, el Gobierno tiene completamente claro que descarga la crisis sobre las espaldas de los trabajadores en beneficio de los grandes grupos concentrados del poder económico.
Las propias estimaciones del ministerio de Economía reconocen que las medidas a favor de los empresarios representan un traspaso de fondos hacia los sectores más concentrados superior al 4% del PBI, lo que significa alrededor de 20.000 millones de dólares que acumularán de ganancias extras. Una transferencia enorme de recursos en tiempo récord, que ya ha provocado, entre otras cosas, más de 20% de pérdida del poder adquisitivo del salario (aun considerando los aumentos de las paritarias) y un crecimiento de la pobreza de más de 1.400.000 personas, llevando el índice al 34,5%.
Lo que no dice la oposición patronal es que semejante ajuste solo avanza gracias al apoyo que el PJ, Massa, los gobernadores provinciales, los senadores del FpV, Carrió, Stolbizer y el grueso de la dirigencia sindical le dan a un gobierno estructuralmente débil. Que avanza gracias a estos acuerdos pactados en la superestructura política, pero que no tiene base propia y no puede movilizar más que algunos cientos de seguidores cuando se lo propone. Esta falsa aposición dejó pasar la devaluación, la quita de retenciones a la megaminería y el agronegocio, el pago a los buitres, los brutales tarifazos, los despidos, las paritarias a la baja.
Pero esta malla de contención alrededor de Macri, no ha podido frenar las crecientes luchas de los trabajadores y sectores populares. Con los estatales a la cabeza en su lucha contra los despidos y por el salario, los enormes paros docentes, de profesionales de la salud de la provincia de Buenos Aires agrupados en CICOP, las grandes marchas de los desocupados, el plan de lucha bancario que logró $20.000 de sueldo inicial y reincorporó a los despedidos, los conflictos en el ámbito privado contra los despidos como el de los trabajadores de prensa, y un sinnúmero de luchas en las provincias, cada vez cobra más fuerza el iceberg hacia el que se dirige Macri y que ya le está haciendo repensar alguna de sus medidas más duras.
Es en este marco, las centrales sindicales con Moyano a la cabeza llamaron a la movilización del viernes 29. Fue una enorme demostración de fuerza a la que honestamente concurrieron decenas de miles de trabajadores, para que los dirigentes los llamaran a apoyar una mala ley “anti-despidos”, y para encubrir su decisión de no llamar al paro general y plan de lucha que necesitamos los trabajadores para parar los despidos y el ajuste.
Bajo presión, Macri anunció sus medidas sociales. Anunció pomposamente que iba a invertir 20.000 millones de pesos. Parece mucho pero es apenas una sexta parte de lo que le va a pagar a los buitres, o casi una cuarta parte de lo que se va ahorrar con los tarifazos (75.000 millones) o apenas el 10 o 15% de lo que nos está sacando con el presente ajuste. O para decirlo en términos sencillos: la eliminación del IVA del 15% con un tope de $ 300 mensuales usando una tarjeta que solo los supermercados y grandes comercios van a aceptar, ¡representa apenas 10 pesos por día! para jubilados que en su mayoría cobran la mínima de $ 4.600 o beneficiarios de la Asignación por Hijo en su mayoría desocupados, trabajadores en negro y monotributistas. Una ayuda social insignificante para compensar una inflación que para abril ya se calcula en un 7,5%.
Desde el MST Nueva Izquierda vamos a seguir apoyando cada lucha obrera y popular, levantando la necesidad de que las centrales sindicales llamen urgentemente a un paro nacional y un plan de lucha para derrotar el brutal ajuste. Y en ese camino vamos a seguir planteando, como lo hicimos este 1º de Mayo, la necesidad de construir una alternativa política anticapitalista, amplia, no sectaria, que tenga la perspectiva de ser una confluencia de las distintas vertientes de la izquierda política y social con vocación de mayorías, de disputa por gobernar. Para eso es crucial que los que defendemos esta causa nos agrupemos, nos organicemos. Por eso te proponemos militar con nosotros por esta orientación política.