El 3 de mayo, protesta ante la justicia tucumana contra el fallo condenatorio.
Belén llegó a la guardia del Hospital Avellaneda de Tucumán el 21 de marzo de 2014, con dolores abdominales. Derivada a Ginecología, fue “interrogada”. Le diagnosticaron aborto espontáneo y más tarde fue acusada por personal de salud y policial de haber expulsado en el baño un feto. Pero ella tenía 25 años, un embarazo de 22 semanas y entró a las 3.50 horas. ¡Y el feto fue encontrado a las 3.00, con 32 semanas de gestación y correspondía a una madre de 35 años! En síntesis: le “plantaron” un feto ajeno a su caso, quizás para responsabilizarla de otro grave hecho.
Como todo paciente, una mujer con un aborto provocado o espontáneo está protegida por la confidencialidad de la relación profesional-paciente. Pero aunque no hubo ninguna prueba de ADN que vincule a Belén con el feto hallado y tampoco de que se hubiera provocado un aborto, la causa fue caratulada como aborto y luego como homicidio doblemente agravado por el vínculo y por alevosía.
Belén sufrió todas las violencias: obstétrica, institucional -policial y judicial- y condena moral prejuzgándola. No tuvo defensa, le negaron la libertad y la condenaron jueces que integran este poder judicial corrupto y patriarcal. Mientras hay violadores, corruptos y genocidas libres, ella está presa sin condena firme desde hace dos años.
Cada año, miles de mujeres son hospitalizadas por abortos. Si ella no es liberada y absuelta, será utilizada como ejemplo para criminalizar a las mujeres pobres que acuden a los hospitales.
Repudiamos enérgicamente el fallo de la Sala III de la Cámara Penal de Tucumán, que el 19 de abril condenó a Belén a ocho años de prisión sin pruebas y vulnerando todos sus derechos. También repudiamos el accionar de los “profesionales” del hospital y de los efectivos de la Guardia Policial. Junto a la abogada Soledad Deza, en Tucumán y en todo el país estamos realizando una campaña de solidaridad con firmas y acciones. ¡Sumate!
Lita Alberstein