En septiembre del año pasado un derrame de más de un millón de litros de agua cianurada conmocionó a la región. Desde entonces se desarrolló un proceso sostenido de movilización.
Empecemos por repasar los hechos y ubicar el contexto. En el pueblo sanjuanino de Jáchal el pasado septiembre hubo un desastre socioambiental provocado por la Barrick, propietaria del emprendimiento Veladero, uno de los emblemas de la megaminería en Argentina. Hubo ocultamientos, maniobras distraccionistas del poder político local, complicidades judiciales, pero la verdad se terminó aproximando y se supo: la depredación de esta industria estructuralmente contaminante es incompatible con la vida de la mayoría de las personas que viven de su trabajo, de su pequeña producción.
Una década de experiencia con la Barrick acumuló conclusiones, desconfianzas y la siembra consecuente de la militancia ambiental en la región terminó provocando una gran movilización social de vecinos de a pie en Jáchal. La escasa credibilidad del FPV y Gioja se intentó compensar con un acuerdo con el PRO para encubrir a la Barrick, y garantizar impunidad para el negocio extractivo. Unos y otros -FPV y PRO- tienen matices de estilo, pero en su condición de gerentes políticos de las corporaciones, son idénticos.
Un dato de ubicación más: San Juan venía siendo, hasta el derrame de Veladero, una provincia gobernada por la Barrick y con un régimen feudal que impuso el consenso del clientelismo en la población. Sin embargo, ese consenso se empieza a quebrar, como siempre cuando “los de abajo no quieren y los de arriba ya no pueden”. La política tradicional, la burocracia sindical extractivista de AOMA y la cámara minera están atravesadas por una enorme preocupación ante el rumbo de los acontecimientos.
Consulta Popular: que Jáchal decida (polémica con la UAC y el PO)
La asamblea de vecinos de ese pueblo se transformó en un punto de referencia para el movimiento ambiental hoy. Expresa una relación muy sólida con una franja mayoritaria de la población que ve con simpatía el programa de esta organización social: cierre de Veladero, remediación a cargo de la Barrick y prohibición provincial de la megaminería. Esa avanzada perspectiva expresa un grado de conciencia ejemplar en este pueblo asediado por todas las presiones del complejo megaminero y sus mercenarios políticos, judiciales, mediáticos y sindicales.
Ahora como un paso táctico en curso, la asamblea resolvió apoyar una iniciativa para convocar a consulta popular en Jáchal para decidir por sí o no a la continuidad de Veladero. Obviamente se trata de un mecanismo institucional, no vinculante ni obligatorio. Pero, como oportunidad de manifestar a escala masiva una posición anti-megaminera y a favor de la vida, es un hecho político crucial.
Según supimos, la UAC nacional transformada en agrupación autonomista rechaza “toda consulta institucional”, porque “los derechos -o la vida- no se consultan ni plebiscitan”. Por su parte, el Partido Obrero insiste con un planteo a la derecha de la asamblea: agita un proyecto legislativo para prohibir las sustancias tóxicas en la megaminería, pero no prohibir la megaminería y todo el programa anti-extractivo del pueblo jachallero. Inclusive proponen el “control obrero de la megaminería”.
El autonomismo que quiere impedir que el pueblo decida -reflejando desconfianza en la población y cierto vanguardismo mal disimulado- y el PO con su productivismo de izquierda, no contribuyen a fortalecer lo central -en nuestra opinión: que la Consulta Popular en Jáchal se transforme en un rotundo “no” a la Barrick y plantee una nueva relación de fuerzas en la coyuntura -en medio de la ofensiva macrista- a favor de la vida y contra la depredación megaminera. Desde la Red Ecosocialista y el MST en todo el país vamos a multiplicar la solidaridad con el pueblo jachalero.
Mariano Rosa