En la coyuntura económica y política actual de Argentina hay un roce entre Monsanto y el gobierno nacional. No se trata obviamente de un debate de “modelo”. El campo de disputa es la cuota de la rentabilidad con la que se queda cada actor del circuito del agronegocio. La política tradicional, las empresas mediáticas con alcance de masas no discuten ni esta tensión episódica, ni la orientación productiva del país. Hay un cerrado consenso extractivista de los que mandan. Aportamos nuestra visión y propuestas.
Monsanto apretó al gobierno de Macri. Quiere legalizar el monitoreo en la aduana y el cobro de regalías por el uso de sus semillas a los productores y exportadores. Se trata de generalizar una modalidad que ya viene ocurriendo en los contratos que establece esta corporación con los productores donde vende semillas transgénicas y glifosato como un paquete. Detrás de Monsanto están Nidera, los Grobo, Cargill y otras corporaciones que usan el poder de fuego del gigante estadounidense para establecer una relación de fuerzas favorable. Los productores locales por su parte, le plantean al gobierno su exigencia: o condicionan a Monsanto, o no liquidamos exportaciones y el estado se queda sin los dólares que necesita, fundamentalmente, para pagar deuda externa. Es decir: se trata de una película donde no hay personajes “buenos”, son todos malos y juegan su propio partido: el del reparto de la extraordinaria ganancia que reporta el modelo extractivo en el campo de nuestro país. Por eso, en esto queremos ser categóricos: contra Monsanto sí, pero también contra el gobierno del PRO gerente político del saqueo y los grandes pooles socios del agrobusiness en Argentina. Nuestra orientación es otra, responde a otros intereses sociales.
No hay obstáculos tecnológicos para salir del extractivismo
Varias veces lo explicamos en estas páginas y en cada intervención donde nos tocó opinar. El modo de producción extractivo, y en particular el agronegocio, no es un “destino inevitable” para nuestro país, es una opción política del bloque social dominante. Por lo tanto, una primera conclusión: es posible otro sentido para la economía y la producción de comida en Argentina. Para ser concretos, lo que planteamos es que es posible -además de urgente- reorientar el uso del territorio y del conjunto de los bienes comunes, a partir de las necesidades y derechos de las mayorías, y no de la ganancia privada de los capitalistas. Para eso, planteamos una serie de medidas muy elementales:
- Prohibir el uso de transgénicos y agrotóxicos.
- Declarar la tierra bien social de utilidad pública y por lo tanto sujeta a expropiación para el caso de los grandes terratenientes.
- Reparto de la tierra para el que la trabaja. Plan productivo estatal discutido democráticamente por los productores directos y asociaciones libres de consumidores.
- Monopolio estatal de la comercialización, sin intermediarios. Derecho a la comida saludable y suficiente garantizada por el estado.
- Control sanitario y bromatológico a cargo de las organizaciones de profesionales de salud.
Estas son algunas de las medidas básicas que se podrían tomar para una transición pos-capitalista con proyección latinoamericanista e internacionalista, vale decir: como parte de una orientación que trascienda las fronteras nacionales y unifique las protestas y propuestas de todos los pueblos del continente contra el saqueo neocolonial.
Coordinar la resistencia, organizar la ruptura: las condiciones políticas de una transición
La comida como derecho social es incompatible con el capitalismo. Por eso, nuestro planteo básico no es de reformas del sistema -aunque apoyamos las luchas parciales por reformas- sino estratégicamente de ruptura con el capitalismo. Obviamente esto supone discutir un marco de alianzas sociales y una organización política integral, con un programa que abarque la reorganización general de la economía, la política, la democracia, el Estado, las relaciones sociales. Nuestra propuesta no es organizar un “recambio” de administración del sistema actual. Por el contrario, luchamos por una orientación que se proponga desmantelar el estado capitalista actual, que reorganice a partir del empoderamiento de trabajadores y trabajadoras, la economía y la política con otro lógica: que la vida de la mayoría y sus derechos básicos, son la prioridad. Esa aspiración de igualdad nos hace anticapitalistas. Además nos oponemos al machismo patriarcal y por eso, también somos feministas. Y está claro, que concebimos la naturaleza desde una interacción racional, metabólica de ida y vuelta, y profundamente ecologista. Eso nos hace ecosocialistas, porque luchamos por un modelo social igualitario -socialista- con especial celo de la naturaleza y los bienes comunes. Todo lo cual tiene además, una condición necesaria para desarrollar un profundo proceso democratizador, movilizador, de conciencia y voluntades para una transformación global: la construcción de una democracia real, de los trabajadores y trabajadoras con el conjunto del pueblo que vive de su propio esfuerzo. Por estas causas, luchamos y construimos una organización nacional socioambiental que es la Red Ecosocialista para las peleas específicas en ese terreno, y a la vez, desarrollamos una herramienta política para nuclear la militancia obrera, feminista y juvenil para dar vuelta todo con una profunda revolución social, en las condiciones del capitalismo del siglo XXI. Este desafío no es tarea de llaneros solitarios, ni de salvadores individuales. Es crucial la asociación masiva de una enorme fuerza militante que lucha por estas ideas en todos los ámbitos. Te invitamos a probar con nosotros esta experiencia histórica.
Algunas de las causas por las que luchamos y nos organizamos
La Red Ecosocialista es un colectivo socioambiental anticapitalista impulsado por el MST en Argentina y que nuclea ampliamente jóvenes, estudiantes, profesionales, trabajadores y activistas que se oponen a la modalidad capitalista extractiva de saqueo en nuestro país. A continuación, enunciamos algunas de las causas que impulsan nuestro desarrollo y por las cuales luchamos y nos organizamos.
- Soberanía alimentaria y agricultura de proximidad, agroecológica.
- Otra matriz de energía. Despetrolar y sustituir por renovables y limpias: eólica, mareomotriz, solar.
- Contra la polución urbana y la cementación especulativa. Ciudades verdes, saludables.
- Contra el maltrato animal de la industria capitalista de la comida.
- Prohibir la megaminería. Reconversión productiva y laboral, con garantía de estabilidad para los trabajadores por parte del estado.
- Democracia real ya y privilegios para nadie. Mecanismos de revocatoria de mandato de todos los funcionarios electivos. Salarios iguales a una directora de escuela. Obligatoriedad de usar lo público.
- Restitución de territorios y derechos históricos de comunidades originarias. Autodeterminación de los pueblos.
- Construir una enorme Red Ecosocialista en todo el país.
Mariano Rosa