No solo cargamos con dirigentes que están desde hace décadas en los sillones de los sindicatos, sino que también cargamos con un modelo sindical a la medida de estos burócratas. Para sacarnos de encima a los dirigentes vendidos es necesario forjar un nuevo modelo sindical: combativo, independiente, democrático y plural.
El flagelo de la burocracia es más penetrante de lo que se cree. No solo porque son unos traidores, sino también porque crean una cultura de participación sindical. Luchadores honestos e incluso corrientes sindicales y partidos que se autoproclaman antiburocráticos reproducen esta cultura sindical por los métodos que aplican, por su cerrazón a las divergencias y por su debilidad política.
Es por ello que no alcanza con discutir si los viejos dirigentes no van más. También es necesario poner en debate, y a fondo, qué tipo de modelo sindical hace falta. A qué tipo de modelo sindical debemos aspirar para cambiar de cuajo la cultura sindical.
En ese sentido, desde el MST, tomando la experiencia reciente y la histórica, estamos convencidos de que el nuevo modelo sindical debe tener al menos cinco características imprescindibles:
Debe ser independiente de gobiernos y patrones. La clase trabajadora se debe autodeterminar. Ninguna injerencia externa. Menos del Estado que defiende los intereses de la clase poseedora. Sin injerencia del Estado en la vida sindical.
Debe ser combativo. Tiene que reconocer que existe una lucha sin cuartel entre los que vivimos para trabajar y los que viven de nuestro trabajo. Que toma distintas formas pero que siempre existe un enfrentamiento. Y el método para modificar la situación de dominación absoluta de los empresarios es movilizar de la manera más unitaria y amplia posible, constantemente.
Debe ser democrático. Para movilizar constantemente es imprescindible debatir en profundidad, lo que se logra impulsando la democracia obrera. Esta característica también depende de la relación de fuerza que se haya ganado en cada lugar. La forma más pura es la asamblea. Asamblea con mandato de base para coordinar y buscar la mayor participación y debate. Pero donde la situación no lo permita, hay que buscar mecanismos como las preconsultas, los plebiscitos o cualquier otro que refleje la opinión de los trabajadores.
Debe ser plural. Las distintas líneas de pensamiento deben integrarse en su real proporción de influencia en todas las instancias de una organización sindical. La unidad sólida es la unidad en la diversidad. La unidad no se logra callando a la fuerza a los que opinan distinto.
Este modelo que proponemos y seguramente compartimos con miles de luchadores, es la idea fuerza, el programa para ir forjando una nueva dirección democrática y combativa para el movimiento obrero.
César Latorre, delegado gral. del Hospital Italiano