Del 1 al 8 de junio se realizó en Argentina el Festival Internacional de Cine Ambiental (FINCA). Este evento importante, contó con la presencia de organizaciones y personalidades del ámbito socioambiental. Sobresalió la figura de la filósofa, escritora y activista india Vandana Shiva. Con este artículo queremos hacer una contribución a los debates que incentivó su visita.
Vandana Shiva es un emblema mundial del cuestionamiento a Monsanto. En 1993 recibió la distinción conocida como Premio Nobel Alternativo. Sus planteos en torno al rol de esa multinacional son tema de polémica internacional. Cuestiona correctamente la estrategia de privatización de las patentes de semillas y es pionera en la difusión del concepto de soberanía alimentaria. También incorporó fuertemente una positiva denuncia contra la explotación laboral y opresión patriarcal de las campesinas, mayoritarias en la producción de comida en el mundo. Esa perspectiva de género se conoce como corriente ecofeminista y colocó en agenda una mirada postergada sobre el tema. En su paso por nuestro país, apoyó la denuncia de la campaña “Sí a la Vida. No al Glifosato” que animamos varias organizaciones, entre ellas la Red Ecosocialista y visitó la ciudad de Malvinas en Córdoba, donde sigue paralizada la planta de Monsanto por la lucha de organizaciones sociales, políticas y los vecinos de la zona. Desde el reconocimiento de este rol positivo, sobre los aspectos que detallamos, queremos ubicar una serie de opiniones sobre posturas que entendemos limitadas en la visión de esta importante referente.
¿Monsanto o el capitalismo? ¿Coexistencia con el agronegocio o reforma agraria?
Hay dos debates importantes iniciales que queremos plantear con las posiciones de la activista india. El primero es en torno al rol de Monsanto y el capitalismo en el agronegocio. En su visita al país, Shiva se cansó de denunciar a Monsanto, pero nunca cuestionó globalmente el sistema capitalista como causa última de la depredación socioambiental, incluyendo el agronegocio. No se trata de un debate secundario, es una variable de análisis que ordena la construcción de una respuesta al problema de la forma de producción alimentaria. Monsanto es responsable, obvio, pero en el marco de un sistema que privatiza todo, mercantiliza todo, inclusive la naturaleza para garantizarse ganancia privada de los dueños de los resortes fundamentales de la economía. Un segundo eje de debate es sobre el programa de salida alternativa al agronegocio. En este punto, fue explícita su posición. Lo central es impulsar “alternativas de producción locales, experiencias reducidas a cada lugar”. Según entendemos hay una coherencia de visión entre no cuestionar integralmente el capitalismo y esta limitación programática, reducida a un planteo de reformas en el marco del sistema. En nuestra opinión, la soberanía alimentaria, como derecho social a la comida suficiente y saludable, implica una reorganización general de la producción en el territorio, declarar la tierra bien común de uso democrático social y planificar de abajo hacia arriba con apoyo estatal como política pública, una profunda reforma agraria. Además prohibir transgénicos y agrotóxicos, produciendo bajo parámetros agroecológicos. No hay limitación técnica para esta orientación productiva. Es una opción política de confrontar con las corporaciones y construir una relación de fuerza social a favor de esa perspectiva. Lamentablemente, Vandana no defendió esta posición.
Otros interrogantes: sobre los gobiernos y los sujetos social y político
Finalmente hubo tres datos más que incorporamos a la polémica. Durante toda su visita, Vandana Shiva, prácticamente, no mencionó a los gobiernos que cumplen el rol de gerenciadores desde el Estado de los intereses de de las corporaciones y el agronegocio. Éste es un elemento muy importante: el capitalismo es mundial, las transnacionales actúan, pero son los gobiernos nacionales quienes ejecutan las políticas, definen y entregan las áreas “sacrificables” y dan totales garantías al extractivismo. Son el primer enemigo de los pueblos y la justicia socioambiental.
En segundo término, en su análisis y propuesta, está completamente ausente el rol central, como sujeto revolucionario, transformador, de la clase trabajadora. Hay menciones a las campesinas, sí, pero a la clase trabajadora como sujeto articulador hegemónico de un bloque social con el pueblo pobre para empoderarse y cambiar el sistema, no está en la visión de Shiva. Por último, la consecuencia lógica de todo el razonamiento es que no hubo ningún planteo orientado a construir organización permanente, política, independiente de las castas tradicionales y las corporaciones, como herramienta para la lucha de ideas en todos los terrenos por una salida anticapitalista, feminista y ecosocialista. Proponemos abrir un amplio debate en el activismo y la intelectualidad militante socioambiental sobre todas estas cuestiones. En simultáneo, construimos la Red Ecosocialista en todo el país para aportar en ese camino.
Mariano Rosa