Transcurrida la jornada que volvió a convocar a miles y miles en todo el país, te proponemos reflexionar sobre cómo continuar la lucha por los derechos que nos faltan.
Con más de 200 marchas y actos a nivel nacional y más de 100 mil personas movilizadas desde Congreso a Plaza de Mayo, el 3J se instaló con fuerza en la agenda social y política. El #NiUnaMenos del año pasado ya había sacudido todas las estructuras y ahora la masividad de las marchas confirma que ese grito llegó para quedarse.
A su vez, el hecho de que este año las movilizaciones fueran a la Plaza de Mayo, a las Legislaturas provinciales o a otros símbolos del poder muestra que crece la conciencia popular sobre la violencia machista y la inacción oficial ante los femicidios. Macri y los demás gobernantes de turno son los responsables políticos.
El 3J también levantamos otras exigencias: libertad a Belén; por el derecho al aborto y a la educación sexual integral; por la separación de la Iglesia del Estado; contra los despidos, los tarifazos y el ajuste.
Palabras, palabras…
Ante el nuevo #NiUnaMenos, el poder tuvo que ensayar alguna rápida respuesta. Y por eso el Senado le dio media sanción a una ley de “emergencia pública” en violencia de género. Pero en realidad es una trampa al reclamo, porque no incluye ni un solo peso para concretar las medidas de las que habla.
Según el Presupuesto 2016, para aplicar la Ley 26.485 el Consejo Nacional de las Mujeres tiene apenas el 0,0056% del total nacional: unos cuatro pesos por cada mujer, en todo el año. Una vergüenza, funcional a que sigan los femicidios.
Como la ley ahora pasó a Diputados, exigimos que para que sirva de algo se le destine el 0,5 del presupuesto, o sea cien veces más de los fondos actuales. Y para que la plata vaya a las necesidades urgentes (casas-refugio, asistencia jurídica y psicológica gratuita, subsidios a las mujeres que sufren violencia), la ley debe incluir un control directo de las organizaciones de mujeres. Si no, es puro verso.
No todo da lo mismo
No sorprende que Macri y los gobernadores no den respuestas efectivas. Pero es preciso responder a otros debates. Por ejemplo, y más allá de las intenciones, a posturas que en vez de avanzar en empoderarnos a las mujeres signifiquen un retroceso, como los “vagones rosa” de Graciela Ocaña.
Asimismo, en los espacios de mujeres de izquierda y progresistas resultó escandaloso el tuit de Jorge Altamira: “La trata de mujeres no es machismo, es la explotación capitalista organizada de mujeres y niñas/os”. El líder del PO parece no entender aún la necesidad de luchar de manera simultánea: “El socialista que no es feminista, carece de amplitud. Quien es feminista y no es socialista, carece de estrategia”.
Los femicidios, la violencia de género y demás conductas machistas son las formas mediante las cuales se expresa el patriarcado en el sistema capitalista, que utiliza esa desigualdad de poder en su propio beneficio. Vení con Juntas y a la Izquierda y el MST-Nueva Izquierda para luchar por cada derecho y por cambios de fondo antipatriarcales y anticapitalistas.
Flor Carral
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