De la mano del gobierno de Macri, el ajuste sobre el pueblo parece no tener límites. Inflación creciente, paritarias a la baja y tarifazos son un trípode de espanto para el pueblo trabajador. Salarios que no alcanzan ni para una quincena, precios por las nubes y el tarifazo serial que transformó en artículos suntuarios los servicios esenciales. La única salida para derrotarlos es la movilización. Desde cada barrio y lugar de trabajo tenemos que organizarnos para enfrentar el aumento en el gas, la luz, el transporte y los combustibles.
El argumento preferido del gobierno es recurrir nuevamente a la “herencia”. Dice que los subsidios del kirchnerismo eran insostenibles e injustos porque tenía la misma tarifa subsidiada un piso en Puerto Madero y un departamentito en zona Congreso. Con esa fachada, Macri lanzó desde el principio un brutal ajuste de tarifas con el objertivo de “bajar el déficit” que sólo en energía superaba los U$S 12.000 millones anuales, con subas del 100% en transporte, 300% en luz, 31% en los combustibles en seis meses y 500% en el agua. Si con el anterior gobierno había tarifas relativamente bajas a cambio de un pésimo servicio, ya que los subsidios iban a engordar las arcas de las privatizadas, ahora tenemos el mismo pésimo servicio sólo que con tarifas impagables. Las empresas siguen embolsando, demostrando que claramente la crisis la pagamos los de abajo.
Pero sin dudas fue el tarifazo del gas, que en las gélidas provincias patagónicas llegó al 1.300%, lo que desató la bronca generalizada y el inicio de movilizaciones, “frazadazos” y otros intentos de organización para combatir el tremendo aumento. El gobierno se percató del rechazo generalizado y tuvo que empezar a dar marcha atrás, anunciando que en ningún caso el aumento superaría el 400%. Con una rebelión en ciernes, intenta aparecer «sensible» a los reclamos y capaz de reconocer errores. En realidad lo que hizo retroceder al gobierno y llevó a varios jueces a aceptar amparos fue el temor a que la bronca popular terminara tirando abajo no sólo el tarifazo del gas sino todo el plan de ajuste.
El pueblo no podía pagar semejante e injustificado aumento. Sólo los funcionarios del gobierno, que viven en su burbuja de privilegios, con sueldos 10 veces superiores al promedio pueden pedir paciencia hasta que las cosas mejoren (cosa que ya sabemos no pasará en el segundo semestre). Ni siquiera pueden justificar fehacientemente el monto de los aumentos porque no hicieron ninguna investigación seria del costo de los servicios. ¿Cómo pueden justificar 1000% de aumento en el gas, si ellos mismos admiten que en estos doce años de kirchnerismo la inflación fue del 700%? ¿De dónde sacan el 300% de más? Macri con sus tarifazos, al igual que Cristina con sus subsidios, hacen lo mismo: benefician a las empresas prestadoras de servicios, que en todos estos años no hicieron las inversiones necesarias y convenidas. Lo mínimo que debemos exigir es que el monto de la tarifa sea auditado por los trabajadores, técnicos y usuarios, para ver cuál es el valor real del servicio.
Por eso, para enfrentar estos tarifazos que sólo benefician a las empresas, tenemos que organizarnos y movilizarnos en contra de su aplicación. Hay que exigir la renacionalización bajo control social de todos nuestros recursos naturales y los servicios públicos como única forma de poder tener gas, luz, agua y transportes baratos y al servicio del pueblo. No debemos permitir que seamos los trabajadores y el pueblo los que paguemos la crisis. Que el déficit del Estado lo paguen los que lo generaron, los grandes capitalistas y empresarios.