Nuestro fútbol está en picada. La AFA corrupta está intervenida por la FIFA corrupta, una corporación multinacional que vende fútbol. Dos entidades “deportivas” investigadas por negociados turbios, cuando ya no están Blatter y “Don Julio” para controlar la crisis.
Estafas, violencia y muertes son el legado de décadas de reinado de los capos mafia de AFA y FIFA. Estamos ante una disputa de poder para definir quién se queda con los negociados millonarios que genera el fútbol.
Recién ahora la justicia investiga qué pasó con Fútbol Para Todos durante la gestión K. Y Macri, ni lerdo ni perezoso, aprovecha para alzarse con el trofeo del manejo del fútbol.
Más allá de las disputas, hay dirigentes ricos y clubes pobres, que no tienen ni para pagar los sueldos. Reina la incertidumbre de no sabe quién dirige la AFA ni cómo será el próximo campeonato.
La Superliga proyectada por Angelici (operador del macrismo), Tinelli, D’Onofrio y Blanco, genera desconfianza ante la posibilidad de que transformen los clubes en empresas abiertas a las multinacionales, como ocurre en Europa. Tampoco se puede esperar nada de una AFA comandada por el burócrata sindical Hugo Moyano, que sólo quiere ampliar su poder.
La salida para semejante crisis sólo puede venir de la mano de la participación democrática de socios y simpatizantes. Los clubes son sociedades civiles sin fines de lucro, que se forjaron con el esfuerzo de generaciones de hinchas, no pueden quedar en manos de empresas privadas regidas por el criterio de la ganancia.
En esta situación, responsabilizar a Messi por la pérdida de la Copa América, no es más que tapar el sol con un dedo.

Flor Carral