Hace pocos días la Cámara de Casación penal absolvió a los genocidas responsables de la llamada Masacre del Rosario, ocurrida en 1974 en Catamarca. La justicia se sigue acomodando a los tiempos de «normalización» burguesa bajo el gobierno macrista.
Se trata de los militares condenados por el fusilamiento de catorce militantes del PRT-ERP de entre 18 y 22 años, en lo que se conoció como la masacre de Capilla del Rosario. Mientras tanto, el ex comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, César Milani, es citado en nuevas causas por la represión antes y durante la última dictadura militar. Con su actuación la justicia, lejos de mirar el pasado, prepara el futuro.
Crímenes de lesa humanidad, por un gobierno «democrático»
El fallo que absuelve a Carlos Eduardo Carrizo Salvadores, Mario Nakagama y Jorge Ezequiel Acosta, responsables de la masacre de Capilla del Rosario, es escandaloso en varios sentidos. En primer lugar, porque es un adefesio jurídico que desecha los testimonios de los testigos y toma como verídica la versión de los acusados. En segundo lugar, porque reinstala la explicación de los «excesos» para encubrir el plan sistemático de exterminio iniciado antes del golpe de 1976, bajo el gobierno de Perón.
Pero sin duda el aspecto más repudiable del fallo es el que explica que los soldados defendían a un gobierno constitucional y por ende no hubo crimen de lesa humanidad. Esto es falso como interpretación del pasado: con el Operativo Independencia, los decretos de exterminio y la creación de la Triple A está más que probada la violación sistemática de los derechos humanos y los primeros pasos del genocidio a manos del Estado aunque el gobierno haya sido electo por el pueblo. Además el fallo es profundamente peligroso de cara al presente y al futuro, porque justifica las acciones represivas -incluso las más sangrientas- si se hacen «en defensa de un gobierno democrático». Lo que pasó en Capilla del Rosario fue un fusilamiento, sin atenuantes ni decorados.
Milani suma causas, pero esquiva a la justicia
Entretanto Milani, jefe K del Ejército, acumula causas. Algunas son por la represión pre dictadura, como la del soldado Ledo, y otras por enriquecimiento ilícito. Todo un símbolo de la década pasada: discursos duros y bajar cuadros, pero a la hora de la verdad, represión y Proyecto X para todos.
Para que la justicia alcance a éste y a todos los represores necesitamos democratizarla hasta el final, retirando a los jueces federales que vienen de la dictadura, organizando los juicios por jurados, eligiendo los jueces por voto popular y garantizado comisiones investigadoras independientes. Solo así lograremos una justicia independiente de los poderosos y a favor de los pueblos.
Martín Carcione