El multitudinario cacerolazo del 14J fue un punto de inflexión en la pelea que viene frenando el aumento de tarifas. Hay que ganar las calles el 4 y seguirla hasta que se vaya Aranguren, derrotar el tarifazo y todo el ajuste de Macri.
Los cacerolazos y ruidazos del jueves 14 se transformaron en la primera acción masiva y popular de carácter nacional contra el gobierno de Macri. Por más que pretendieron minimizarla desde los despachos oficiales, hasta la prensa más adicta se rindió ante la realidad y reflejó que fueron miles y miles los que ganaron las calles en los principales centros urbanos del país. El fantasma del 2001 volvió a sobrevolar de la mano de la bronca contra el tarifazo serial. Y fue un punto de inflexión que aceleró el prematuro desgaste del gobierno de Cambiemos a menos de ocho meses de gestión.
«Se acabó la joda»
Esa temeraria proclama de Macri tuvo un efecto búmeran. Porque se fortaleció el pueblo y fue el gobierno quien sufrió un duro golpe a varias bandas. Primero, porque tuvo que empezar a recular al poner el tramposo «tope» del 400% y luego se frenaron fácticamente los pretendidos aumentos, quedando planteada la posibilidad de hacerlo retroceder más aún.
En segundo lugar porque se trata de uno de los principales arietes de su plan de ajuste, junto a los despidos y al salario que no logró reducir a los niveles pretendidos también por la lucha de los trabajadores. No fue una improvisación la intención de Macri y Aranguren de multiplicar la tarifa aun con un frío mayor que en años anteriores. Pero las boletas con incrementos de 10 a 20 veces respecto de la anterior no pasaron y fueron como nafta sobre el fuego.
En tercer lugar, el golpe es político. Implica la ruptura de sectores de su base electoral que lo apoyaron críticamente o tuvieron expectativas en algún cambio y desilusionados por una acumulación de señales negativas. Los cacerolazos canalizaron también el descontento por la inflación, el ajuste, la entrega, el rey y Rico en el 9 de Julio, Panamá Papers y otras cuestiones que van desnudando su verdadero rostro de agente directo de las corporaciones.
Aunque el gobierno pretenda volver a los cánones noventistas, el pueblo vibra en otra frecuencia. Sin expectativas en la «sabia mano» del capital privado ni derrotas como en los albores de esa década infame. Con un capital acumulado desde el Argentinazo del 2001 al que el pueblo echa mano a la hora de defender conquistas como las tarifas más baratas.
Se abren nuevas grietas en el régimen político. Por eso sectores de la justicia, frente a tamaña bronca, han dado lugar a los amparos y la oposición de Massa y el PJ que lo sostuvo y avaló, también se ve obligada a tomar alguna distancia.
Todos los medios reflejaron que, junto a amplios sectores que se movilizaron espontáneamente, hubo una fuerte presencia de la izquierda con sus banderas y sectores kirchneristas en unidad sin sus principales dirigentes ni pancartas. El ánimo de la gente coincidía con el rechazo a lo viejo.
Se puede derrotar el tarifazo
El gobierno, se reunió con Lorenzetti e inició un operativo para ganar los favores de la Corte, incluyendo nuevas prebendas. Quiere que se pronuncie y ponga coto a esta pesadilla desestabilizadora para su estrategia ajustadora. Se habilitó la feria y hay presiones fuertes desde arriba por una definición favorable a los que quieren que la crisis la paguen los de abajo. Pero la pulseada es con el pueblo y su bronca. Hay energía para derrotarlo. Se puede si se sigue la lucha y se organiza. Están, surgiendo multisectoriales alrededor de diversos barrios y varias provincias para organizar nuevas medidas. Se han vuelto a poblar varias de las mismas esquinas de las asambleas del 2001. Esta semana incluso se dio un paso con la red de multisectoriales reunida en Luján, en una incipiente coordinación que acordó acciones preparatorias para el 28 y participación masiva en la audiencia pública por las tarifas eléctricas en Mar del Plata, donde se va a realizar una movilización multisectorial. Y subir la apuesta con un nuevo cacerolazo nacional para el jueves 4.
No hay que pagar estas facturas. Reclamar por retrotraer todo y audiencias públicas vinculantes. Profundizar la resistencia en todo el país y con la mayor unidad posible hasta lograr que se vaya Aranguren y la anulación definitiva de los tarifazos. El gobierno está débil y podemos hacerlo retroceder. Denunciando también los aumentos del transporte como el amparo realizado por Bodart sobre el subte que dio sus frutos. Y el ajuste en general, reclamando un paro nacional y un plan de lucha. Pero por sobre todo, dando pasos desde abajo que desarrollen más la organización y movilización. Para anular el tarifazo y para avanzar en la única salida de fondo para lograr servicios públicos eficientes y accesibles: reestatizar esas empresas con control social.
Guillermo Pacagnini