El sábado 23, “tetazo” en las principales plazas del país. Con San Isidro como centro, miles de mujeres -junto a nuestros hijos, amigas, compañeros, familiares y vecinos- tomamos las plazas para amamantar juntas en protesta contra la violencia policial y por nuestros derechos.
El movimiento comenzó a gestarse a partir de la denuncia de Constanza, una joven de 22 años, porque dos agentes mujeres de la Policía Municipal le impidieron darle la teta a su bebé en la plazoleta de San Isidro. Incluso la amenazaron con detenerla si no se retiraba, aduciendo que amamantar en público no estaba permitido. Coni tuvo que irse y el pequeño Dante no pudo tomar la teta.
Eso no termino ahí. La joven primero fue a la comisaría local y luego a la Comisaría de la Mujer para denunciar a las policías y las violencias sufridas, pero no le tomaron la denuncia. Le dijeron que no había “ningún delito que denunciar”, ya que ella “no tenía golpes” y el hecho ocurrido “no era un problema de violencia familiar”. A partir de eso empezó a difundirse el hecho por las redes sociales. Miles de mujeres nos solidarizamos y nos sumamos a la protesta, que naturalmente tomó la forma de “tetazo”.
Violencia institucional, habilitada desde arriba
Lo que pasó en San Isidro no fue la actitud aislada y casual de dos mujeres policías, como argumentan el intendente municipal, Gustavo Posse, y el ministro bonaerense de Seguridad, Cristian Ritondo. Es otra expresión más del intento de Mauricio Macri, junto a gobernadores e intendentes, de avanzar en medidas represivas y en un perfil reaccionario en todos los planos.
¿Ejemplos? El protocolo antipiquetes. Traer el 24 de Marzo a Barack Obama, líder de los EE.UU. que apoyó el golpe. El Bicentenario con el rey de España, desfile militar y hasta el golpista Aldo Rico. El Decreto 721 de Macri que le dió a las FF.AA. prerrogativas vedadas por la democracia desde 1983. La política de “reconciliación” con los genocidas. La invitación oficial a jóvenes neonazis a la Casa Rosada. Si desde lo más alto del poder adoptan tales posturas, hacia abajo en la estructura del Estado, se da luz verde a acciones autoritarias y represivas como la que padecieron Coni y su bebé.
A su vez las policías municipales, creadas por Daniel Scioli con acuerdo de Cambiemos, están en todos los centros comerciales del conurbano, no para brindar más seguridad sino para hostigar y perseguir a lxs jóvenes. Tampoco es la primera vez que en las comisarías se niegan a tomar las denuncias, volviendo a ejercer violencia sobre mujeres ya violentadas. El colmo es la Comisaría de la Mujer, que desconoce hasta la Ley 26.580, que explícitamente incluye la violencia institucional como una de las formas de violencia de género a prevenir y sancionar.
El #NiUnaMenos abrió un nuevo momento
Como venimos sosteniendo, el #NiUnaMenos del 3 de junio de 2015 abrió un momento nuevo y superior en la pelea por nuestros derechos. Las mujeres ya no nos quedamos en el ámbito privado de nuestras casas, que según la visión patriarcal, es el lugar por excelencia para que toda madre amamante a su bebé; ahora tomamos las calles con nuestros reclamos. Por eso, ante la actitud de las policías, Coni no se quedó sola y enojada o con culpa en su casa: salió a difundir el tema y a organizar el tetazo, esta acción de protesta colectiva que compartimos miles y miles de mujeres. El lema feminista de los años ’60, “lo personal es político”, está más vigente que nunca: tenemos que defender y conquistar nuestros derechos en el ámbito público y político.
A este sistema capitalista y patriarcal la única teta que le molesta, y por ende la censura y la reprime, es la que no puede vender. El centro comercial de San Isidro, como cualquier otro del país, está lleno de publicidades con fotos de mujeres casi desnudas para vender todo tipo de mercancías. Las mujeres y nuestros cuerpos sexualizados, somos permanentes objetos puestos al servicio del consumismo y las ganancias capitalistas. Esas tetas, las de los avisos, las del programa de Tinelli, las de los espectáculos de la avenida Corrientes, las de la farándula, no son las que molestan: son las tetas-objeto del sistema.
A la vez, y a diferencia de algunas organizaciones que participaron del tetazo, nosotras no defendemos la teta como símbolo de la maternidad y la lactancia obligatorias, que es otra cara del modelo familiar patriarcal y del estereotipo de mujer que cuestionamos: defendemos el más pleno derecho de toda mujer a usar su teta como quiera.
Desde Juntas y a la Izquierda y el MST-Nueva Izquierda impulsamos y participamos de los tetazos en todo el país, contra la violencia institucional y por el derecho de toda mujer a amamantar en donde sea. Este reclamo se inscribe en las peleas del movimiento de mujeres. Contra los femicidios y todas las formas de violencia de género, por nuestro derecho a decidir y por la legalización del aborto, contra la trata de mujeres, y por un país y un mundo en donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.
María Damasseno, Juntas y a la Izquierda