Como dijo Robert Fisk en The Independent del sábado 16 «Cuando ya no puedes confiar en tu ejército tienes serios problemas que abordar».
El viernes 15 por la noche y en las primeras horas del sábado, un importante sector del ejército encabezado por varios generales y otros altos mandos, pusieron en vilo por algunas horas a Turquía, al 2° ejército de la OTAN y a Europa. Turquía ha sufrido varios golpes de Estado en el pasado. El último de 1980 provocó miles de desaparecidos entre la izquierda, el movimiento obrero y en el pueblo kurdo, como sucedió aquí en la última dictadura militar argentina. Por eso, a pesar de que el gobierno de Erdogan es autoritario en muchos sentidos y directamente fascista -por no decir nazi- en relación al pueblo kurdo, tal cual hace Israel con los palestinos, y no reconoce el genocidio contra los armenios en 1915, el pueblo -especialmente en Estambul- salió por centenares de miles a las calles a enfrentar a los golpistas, a sus tanques, aviones y soldados de manera heroica. La consigna movilizadora fue «no al golpe de Estado», «no a un gobierno militar» y en «defensa de la democracia».
El saldo fue de 300 muertos y miles de heridos. Este golpe frustrado abrió una herida difícil de cicatrizar en las Fuerzas Armadas turcas y le brindó a Erdogan una oportunidad única para desembarazarse de miles de funcionarios públicos, 2000 jueces y 30.000 docentes y hacer una feroz purga en las Fuerzas Armadas. Días después del golpe, el parlamento, con la única oposición del partido pro-kurdo HDP y un sector del Partido Republicano del Pueblo (CHP), votó un estado de emergencia de tres meses en el cual pueden detener a una persona sin proceso alguno por un mes, suspendiendo temporalmente la Convención Europea de Derechos Humanos, aislándose cada vez más de Europa.
Esta crisis en el pilar del Estado burgués puede tener consecuencias impredecibles. Esta caza de brujas tiene como blanco a los seguidores del Imán Fethullah Gülen, el único «ideólogo» acusado de organizar el golpe y que vive en los EEUU. Lo seguro es que nadie ordena tal movimiento de tanques, blindados, aviones etc. sin que la cúpula de la OTAN lo sepa y en consecuencia también EEUU y Europa. No hay que descartar que estas heridas no cierren y otras intentonas golpistas o autogolpes se puedan producir.
La oposición se moviliza
Es evidente que Erdogan, se erige como un «vencedor» de estos acontecimientos y su figura fortalecida. Pero es un fortalecimiento que es pan para hoy y hambre para mañana, porque cometió un error fatal para cualquier dirigente burgués, llamó a enfrentar a los golpistas con la movilización «en defensa de la democracia» desde una posición defensiva para poder sobrevivir.
Por eso fue correcta la posición del HDP de condenar el golpe y al mismo tiempo denunciar que fue un «golpe contra otros golpistas» refiriéndose a Erdogan y al AKP. No hay que olvidar que ese ejército, incluidos los sectores que intentaron hacer caer a Erdogan, han sitiado las ciudades kurdas cometiendo todo tipo de crímenes.
Lo que muestra que el fortalecimiento de Erdogan y su «estado de emergencia» es relativo, fueron las masivas movilizaciones de los partidos de oposición a 7 días del fallido golpe de Estado. El sábado 23 de julio en Estambul el HDP movilizó a miles de seguidores en el parque Gazi repudiando al golpe militar y a la caza de brujas iniciada por el gobierno. Al día siguiente, en plaza Taksim, hizo lo propio el CHP que gobernó Turquía durante casi todo el siglo XX. En este caso el gobierno permitió la gratuidad del transporte público para los manifestantes.
El MST repudia el intento de golpe por un sector militar pero al mismo tiempo no damos ningún apoyo al gobierno antidemocrático de Erdogan y apoyamos la movilización del pueblo turco para lograr una real democracia y especialmente la lucha del pueblo kurdo por su autodeterminación y libertad.
Fabio Marucci