Declaración del Secretariado del MES/PSOL, Brasil (4/9)
La votación del impeachment en el Senado consumó un golpe palaciego, en la forma de maniobra parlamentaria, retirando la franja presidencial de Dilma Roussef. Ese 31 de agosto más de 75% de los senadores (61 contra 21) consumaron el hecho y retiraron a la ex-presidenta del poder. Así como en la votación de Diputados del 17 de abril, la casta política descascaró en vivo su distanciamiento con los problemas reales del pueblo.
Lejos de frenar la sangría de la crisis, esta maniobra viabiliza un gobierno tan ilegítimo como impopular. Con el principal cargo del ejecutivo nacional asegurado, Michel Temer asistió a las cámaras televisivas para anunciar que su gestión estará al servicio del ajuste fiscal y la profundización de las medidas neoliberales. El menú reaccionario de Temer-Meirelles ofrece recortes de derechos laborales, un aumento en la edad de jubilación, un plan de congelamiento de los gastos sociales por unos increíbles 20 años, la reducción de los derechos políticos de los partidos de izquierda, especialmente pensado contra el PSOL, como el caso de la cláusula de barrera, entre otras medidas.
Todo este paquete de maldades de un gobierno no electo viene en medio a una crisis social aguda, alimentada por una situación económica que no da señales de mejora. La tasa de desocupación crece y ya es la séptima más alta del mundo. La crisis de la deuda explota en los municipios y estados, ocasionando los más diversos problemas sociales. La inseguridad ya domina los grandes centros urbanos, la salud pública se deteriora y las aseguradoras privadas ya no son opción para gran parte de las familias endeudadas. La educación y la investigación ya retroceden años con el escaso financiamiento y recorte de becas.
Los días de ilusiones del “Brasil emergente” terminan de forma melancólica. El futuro no llegó. El PT cavó su propia fosa al integrarse a las castas políticas corruptas, desarrollando una forma de gobierno social-liberal que privilegiaba fundamentalmente a los ricos en detrimento de su base social. La pose de Temer fue la culminación de un conjunto de derrotas dirigidas por los líderes del PT, que se tornó un organizador de derrotas. Aun siendo impopular, Temer logra asumir sin resistencia masiva porque la amplia mayoría del pueblo no quería y no quiere más al gobierno del PT y de Dilma. Por eso, además de hacerlo en forma ilegítima, Temer puede asumir sin tener que enfrentar al pueblo. No hay, así, una derrota del pueblo, porque sus fuerzas no fueron testeadas, porque en última instancia el pueblo no salió a la lucha y no tomó el conflicto que sacó a Dilma como un problema suyo. Es claro que hay desorganización de las fuerzas populares y sobre todo escepticismo, resultado de la dirección del PT. Pero aun en este momento, el pueblo busca una alternativa, una parte del pueblo busca eso, como expresa la existencia y la fuerza actual del PSOL. Hay muchas lecciones para aprender. Fueron 30 años de hegemonía del PT. Como no podría dejar de ser, hay muchas lecciones de esta experiencia. De estas lecciones sostenemos que hay una necesidad de un nuevo programa y una estrategia nueva.
A pesar de la maniobra bien orquestada por las fuerzas genuinamente representativas de la burguesía y del conservadurismo, el desafío de ellos para estabilizarse no será fácil. Prácticamente todos los presidenciables para 2018, los líderes de los grandes partidos en la Cámara y en el Senado, los mandones del régimen político, están en la mira de las investigaciones. El derrame del Lava-Jato ya alcanza a toda la casta política, como el presidente del PSDB de Goiânia, preso por operar un esquema de corrupción en el gobierno de su estado. Esta operación se tornó una espada de Damocles sobre la cabeza de los políticos, a pesar de su utilización por los medios corporativos. El prestigio popular que los fiscales adquirieron al meter presos a empresarios y políticos dificulta la tarea de los golpistas de ahogar las investigaciones.
De nuestro lado, tenemos el deber de servir para la organización de las luchas sociales y políticas que están por venir, en resistencia a este gobierno reaccionario e ilegítimo. El desafío concreto es fortalecer nuestras iniciativas de movilización, militando incansablemente para unir la lucha por más derechos con una salida política.
Los procesos de resistencia se darán en las movilizaciones, pero también en las ocupaciones de edificios públicos, en la reactivación de las luchas sindicales y en la reorganización de grandes frentes de lucha contra los retrocesos en los derechos sociales y políticos propuestos por este gobierno. Sin embargo, en este momento, el centro de la disputa se dará a partir de la presentación de proyectos distintos en estas elecciones municipales. En este proceso, el PSOL aparece con chances interesantes de catapultar el sentimiento general de estafa con los partidos ahogados en el pantano de la corrupción. En Porto Alegre, Luciana Genro lidera heroicamente las encuestas a la intendencia. Lo mismo pasa en Belén de Pará con Edmilson Rodrigues. En Río de Janeiro y en São Paulo, la fuerza de Freixo y Erundina en las encuestas obliga al STF y a los medios corporativos a aceptar nuestra participación en los debates. Si el poco tiempo de TV y la escasez de recursos dificultan mucho nuestras campañas, tenemos a nuestro favor un entusiasmo juvenil en las redes sociales que hasta los partidos burgueses se ven obligados a reconocer.
Un nuevo ciclo necesita abrirse, ahora que lo viejo ya desgastó su sentido histórico. El sentido común de la posición del PSOL en las encuestas, la reorganización sindical -en donde acabamos de tener una victoria importante en Sindsaúde-RS- que indica que la recomposición es general. Es a partir de las luchas de resistencia y en la presentación de alternativas en las elecciones que aceleraremos los tiempos y derrotaremos el proyecto nefasto que la burguesía presenta para nuestro país.