Según el arzobispo platense Héctor Aguer, “la homosexualidad no es natural” y “la masturbación es animaloide”…
Desde sus inicios la Iglesia Católica utilizó el miedo y la culpa como factores de control social, al servicio del sistema dominante. La represión de la vida sexual es parte de ese control.
Desde chicos nos inculcan que esta vida está repleta de pecados y que la plena satisfacción sólo se logra cuando se abren las puertas del cielo. Si el mundo terrenal no es más que un paso para llegar a destino, y cada pecado es un retroceso, ¿quién estaría dispuesto a pecar? ¿Y para qué luchar por cambiar las cosas si la felicidad está después de la muerte? Pues bien; la naturaleza humana no responde al “pecado” sino al deseo. Y la homosexualidad es el deseo de estar con otra persona del mismo sexo.
Respetamos las creencias religiosas, si bien no las compartimos. Pero no aceptamos que la Iglesia juzgue o se interponga en la vida pública y privada. En la sociedad no hay “ley del pecado original”. Por eso combatimos las premisas religiosas como las de Aguer, discriminatorias y anticientíficas, para que cada integrante de nuestra sociedad sea libre.
No es un arzobispo: es toda la institución
Más allá de su estilo polémico, la de Aguer es la voz de la Iglesia. Como defienden el modelo patriarcal capitalista, sostienen la opresión de la mujer y la comunidad LGBT. Para ellos, el sexo es sólo para procrear. Y rechazan la educación sexual, el sexo sin matrimonio, el preservativo y demás anticonceptivos, el derecho al aborto y el matrimonio igualitario. El Papa una y otra vez ataca la perspectiva de género.
Pero son criterios ya gastados por la historia y es hora de cambiarlos. Los derechos de género son derechos humanos y, por más que quieran acallarlos, siempre van a ser más naturales que cualquier dogma o doctrina. La plena libertad humana comenzará cuando podamos desprendernos de ese modelo capitalista y patriarcal que infunde la Iglesia.
En ese camino, nuestro objetivo es separar de una buena vez la Iglesia del Estado. No es aceptable que el conjunto de los ciudadanos subsidiemos a un culto cuyas ideas retrógradas coartan el deseo y reprimen la libertad social, mientras protegen a los curas pedófilos. ¿Por qué seguirle pagando el sueldo a Aguer con plata del Estado, que aportamos todos? Hay que anular todos los subsidios a la Iglesia y a sus escuelas, que este año suman 22.000 millones de pesos.
Ante la discriminación, “tortazo”
Frente a toda segregación y violencia, venga de la justicia, la policía, la Iglesia o quien sea, no habrá “tolerancia”. Es hora de que entiendan que los derechos existen. Cada suceso discriminatorio será combatido. Cada ataque tendrá una respuesta.
¿Un femicidio? Movilización por justicia. ¿Cárcel a Belén? Jornada nacional y su libertad. ¿Impiden amamantar? Tetazo. ¿Echan de un bar a dos lesbianas por besarse? Tortazo. Así se hizo este lunes 5 ante el bar porteño La Biela. De la movida participaron Vilma Ripoll, compañeras de nuestra agrupación Libre Diversidad y el MST, la Federación Argentina LGBT, Las Fulanas, la CHA y otros grupos.
Cada orientación sexual es digna, libre y no debe ser juzgada ni atacada por nadie. Es tiempo de despertar y luchar. Nadie más que una misma o uno mismo puede decidir con quién quiere pasar la noche, los meses, la vida.
Agostina Benedetti y Pablo Vasco